Últimas horas de diciembre
La autora de esta columna, Marcela Ojeda, es periodista y realiza todas las mañanas los móviles de exteriores de Radio Continental.
Por Marcela Ojeda
Ultimas horas diciembre. Calor agoviante, casi tanto como ahora. Era una linda noche. Todos los preparativos para la noche del 31. Un nuevo año comenzaba.
Estaba frente a mi computadora, la primera que mis viejos habian podido comprarme, esas con monitores anormes ... creo que aun usabamos dial up o esas conexiones gratis. Se acordarán mucho de ustedes. Una botella con agua, mis puchos ... y seguro que estaba "chateando" era furor por esos años tener comunidades virtuales en varios sitios.
En ese monitor veo reflejada la primer "Placa roja" de Cronica Tv. Incencio en boliche de Once. Sigo con lo mio. No le di, hasta ese momento, tanta importancia. Otra vez el rojo. "Habría muertos". "1", "3", "9", "11". Y como un contador maldito los numeros eran cada vez mayores.
LLame a un remise del barrio. Vivía en Villa Martelli. Le pedí el celular a mamá, llevé el mio, y varias baterias del "Tango" de Motorola. Mochila. Anotador. Grabador. "A Plaza Miserere" le dije al chofer. Poco recuerdo del viaje. Iba escuchando radio Mitre, pasaba a la 10, después me quedaba en Continental, también por Del Plata. Las noticias que llegaban eran terribles.
El remise toma Avenida Pueyrredón. Tuve que bajar unas cuantas cuadras antes. Sirenas. Patrulleros. Bomberos. Ambulancias. Autos en contramano. A medida que me iba acercando a la estación de trenes las escenas eran mas dramáticas, hasta hoy, algunas indescriptibles. Por un lado los equipos de emergencias medicas pidiendo paso.
Los chicos. Los vivos y los muertos. Los primeros que, a pesar de tener casi nada de fuerzas, ayudaban a sus amigos, a sus compañeros, A LOS DESCONOCIDOS. Todos ellos que hasta hacia una hora, 40 minutos, 30, 20 ... estaba compartiendo el mismo lugar. Un recital. Un Show. Otros eran subidos a las ambulancias. Mascaras de oxigeno. Remeras y caras "negras". Pero que era "eso"?. Y despues ... y despues la desolación, cuerpos, pibas, pibes, sobre las veredas, las calles. No habia nada que hacer, estaban muertos. Era todo tan frenético, enloquecedor.
La noche y su oscuridad estaban violentadas por las luces de las ambulancias y de los patrulleros. Gritos, llantos, corridas, insultos.
"Busco a mi hijo", "A mi hermana", "A mi novia". "A que hospitales fueron". "Donde están". "Como los encuentro." "Lo ví por Cronica".
Intento averiguar sobre el comite de crisis, de emergencia. Algo. Otra vez los tiempos "de la gente" no son los del Estado.
Gaston Ibañez, productor de Continental, siguió su crónica desde la zona de la Plaza. Yo me fuí. Me fui con las imágenes de los chicos, que hasta ultimo momento intentaron resucitar, nada habia que hacer. Aun cuesta poner en palabras sin acompañar con algun gesto o una comparacion que hoy no seria feliz.
Eran cerca de las 2 de la mañana, supongo. Ningun jefe o Gerente habia llamado. Seguro no les sorprende, cierto?. Yo no los iba a esperar. Mi lugar era ahi. Paré algun taxi que consegui de casualidad. Accedí la direccion y los teléfonos en dónde se iban a dar informaciones oficiales.
Funcionarios, que pocas veces son funcionales claro está, poco le podian decir a los familiares. Todo era caos. Extraoficialmente me informan que son más de 50 los muertos. Heridos incontables. "Alerta roja" eso significaba que todos los hospitales de la Ciudad, hasta algunos privados estaban abocados al operativo "Cromañón". Ya se sabia que Callejeros, una banda de rock para muchos desconocida, habia convocado a enorme cantidad de pibes y pibas.
Durante toda la madrugada el recorrido fue por los centros de salud, especialmente el hospital Ramos Mejía, el mas cercano al boliche. Hasta ahi llegaban las mismas madres, novias, padres, primos, amigos que nada sabian de sus seres queridos. Era un ir y venir frenético y desesperado. Ese ir nos lleva a la morgue judicial, mas tarde al cementerio de la Chacarita. "Hay que reconocer a los muertos". Cómo quién dice "Hola, Buen dia". Nos preguntaban a los periodistas "Sabes donde está", "Esta vivo, no cierto?". Nos daban un listado. Un papel. Nombres.
Todo lo demas ya se sabe. El dolor. La tristeza. El desamparo. La desolación. La Soledad. Soledad desde arriba hacia abajo. Ven, esas cosas parecen que jamas cambian.
Supimos que "Carlita, está internada. Fallecio su novio, Luis". Carla Ricciotti, periodista de Cronica TV. Tuvo una recuperación lenta y dificil, seguramente. Volver a la vida, pero sóla, sin su compañero. Hoy Carla sigue con su micrófono haciendo periodismo, con marcas alguna casi invisible. Pero las hay de las otras, eternas, perpetuas ... Carla, pequeña, hermosa ... una luchadora. Nuestra.
Mediodia. Seguiamos. "Sabes algo?. Seguimos buscando. Nadie nos dice nada". Alguien les informó: acerquense a la morgue de la calle Junin.- Esa postal se repetía segundo a segundo. Abrazos eternos, preguntas sin respuestas, llantos desgarradores esos que te hacen bajar la mirada y alejarte.
No sé en que momento volví a casa. No lo recuerdo. Descanse unas horas, eran pasadas las 5 de la tarde del otro dia. Vuelvo al Hospital. Ingreso. Me encuentro con la tia de "un sobreviviente". Me cuenta que está bien, fuera de peligro, que su recuperacion será lenta. Me presenta a la mamá. Nunca supe su nombre, tampoco del chico.
Pasaron 9 años, 194 muertos, heridos centenares, sobrevivientes aun en recuperación. Un jefe de Gobierno destituido. Juicio y castigo, porque lo tuvieron, como corresponde, como debe ser en un estado de Derecho. Abuelos y padres que no llegaron. Se fueron sin justicia. De culpas y responsabilidades las cronicas periodisticas han reflejado lo que ocurrió.
Algunos compañeros, al momento de la inspeccion ocular, ingresaron no hace mucho al boliche. "Era la muerte misma", relataban.
Acá estamos. En un nuevo aniversario. Una fecha mas en el calendario para algunos, una necrologica para otros. El recuerdo del momento más duro y doloroso para muchas familias. Familias que en estos años hemos conocido. A los que leo, escucho, llamo, encuentro. A los que, muchas veces, nos abrazamos en silencio. A los que de vez en cuando necesito decirles "Estamos".
Son rostros estampados en remeras y banderas desde hace 9 años, pero tienen nombres y apellidos, tenian sueños, tenian proyectos, iban a hacer patria en este país, estudiaban, laburaban, como ustedes, como yo. Como nosotros, QUE NO OLVIDAMOS.