Durante el cierre de las primeras Jornadas Universitarias sobre Políticas de Drogas y Cannabis que se realizaron durante dos días en la Universidad Nacional de Quilmes, el ministro de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni identificó como los tóxicos más nocivos al “paco, por el daño que produce en los consumidores, y al alcohol, por ser el más criminógeno”.

Zaffaroni describió al paco como “un tóxico terrible del cual se habla poco porque, como afecta a adolescentes de sectores carenciados, causa poco escándalo, pero es un veneno: destruye tejido nervioso y neuronal, produce enfisema, produce muerte”. En cuanto al alcohol, “sigue siendo indiscutiblemente el tóxico más criminógeno y un problema que debemos afrontar en serio”.

“La sociedad argentina se ha abierto culturalmente, ha madurado, está en condiciones de debatir los problemas más serios que tiene, las dificultades que tiene, discutir sus instituciones”, resaltó. Empero, advirtió que, para avanzar en materia de drogas, “hay un límite internacional. La Argentina tiene obligaciones por la Convención de Viena y otros tratados, y puede avanzar en espacios que esos compromisos dejan para abordar cuestiones domésticas”.

Sin embargo, subrayó que “los tóxicos han traído una serie de problemas, pero no sé si los problemas son más de los tóxicos que de su prohibición”, y definió como “nefasto” el resultado de la política prohibicionista “en las últimas cuatro o cinco décadas. No más ver la situación del pobre México, que tuvo 40.000 o 50.000 muertos en cuatro años. No sé cuántos años hubiera necesitado México para tener 40.000 o 50.000 muertos por sobredosis de cocaína”, graficó.

Puso como ejemplo el período de vigencia de la “Ley Seca” en Estados Unidos en los años 1920, que generaron “una simbiosis de criminalidad inteligente con criminalidad violenta: las mafias”, sin evitar la producción, la distribución y el consumo.