La increíble alternativa de un mal equipo: robots para alentar a los jugadores
Un equipo surcoreano de béisbol con magros resultados en la cancha ha decidido mejorar el ambiente en las tribunas con una multitud de seguidores robotizados.
Un equipo surcoreano de béisbol con magros resultados en la cancha ha decidido mejorar el ambiente en las tribunas con una multitud de seguidores robotizados.
Los seguidores de carne y hueso de los Hanwha Eagles que no logren asistir al estadio pueden ahora controlar a uno de estos robots por internet.
Los autómatas pueden alentar, cantar y hasta hacer la ola, pero presumiblemente no podrán invadir el campo de juego.
Además de controlar los movimientos de los robots a distancia, los seguidores del equipo pueden descargar su cara en el rostro de las máquinas.
El equipo necesita todo el apoyo que pueda tener, ya que en los últimos cinco años, han sufrido más de 400 derrotas, a tal punto que sus simpatizantes ya son visto con cierta ternura por las hinchadas rivales, y se han ganado el apodo de los "santos budistas".
Aunque algunos no son tan considerados y les llaman las "gallinas Hanwha" (para marcar el contraste con el nombre del equipo, "Águilas Hanwha").
Un experto considera que la idea de ofrecer a los seguidores otra forma de asistir al estadio es importante.
Esto podría ser aplicable a los equipos de fútbol muy populares le dijo a la BBC Matt Cutler, editor de la revista Sport Business International.
"Si uno mira a los grandes clubes, es muy difícil conseguir una entrada para la temporada de partidos, y en general se termina en una lista de espera".
Cutler también considera que podría servir para generar ingresos a los clubes. "Se puede cobrar, aunque sea una suma pequeña, para darle a los seguidores un punto de vista diferente".
El simpatizante John Hemmingham, que dirige una de las barras que alienta a la selección inglesa, se tomó más en broma la iniciativa.
"¿Qué pasa si un robot se comporta mal. Se vuele agresivo, abusivo, escupe? ¿Y si se sienta en la tribuna equivocada?".
"¡Un barra brava robotizado!", bromeó Hemmingham.