"Con buena gente voy a cualquier parte, aunque no piensen como yo"
El reconocido empresario, en una charla relajada con Alejandra Canosa, sobre hijos, éxitos, el placer del trabajo, y del día que decidió que viviría de la producción de obras teatrales.
Coordinar y concretar una entrevista con Carlos Rottemberg siempre es sencillo. El productor puede estar en Buenos Aires, Mar del Plata, Madrid, New York o en China, pero la respuesta no tarda en llegar porque apenas lee o escucha el mensaje… responde automáticamente con tono amigable. La gente del medio lo conoce bien y su marca personal lo define: es teatrista antes que empresario y desde hace muchos años firma los contratos poniendo el “dedo” sobre un papel en blanco. “Confío en la palabra como primer gesto de garantía”, define convencido.
Dueño de más de una docena de salas teatrales entre Buenos Aires y Mar del Plata (Multiteatro, Multitabarís, Liceo, Neptuno, Atlas, Lido…) es uno de los empresarios teatrales más prestigiosos y respetados del medio, no esquiva ningún tema y toma posición sin herir susceptibilidades porque asegura que “con buena gente voy a cualquier parte, aunque no piensen como yo, mientras que el planteo sea honesto y consecuente con lo que uno hizo. Yo soy anticonflicto, creo en la calidad humana y por ende en el diálogo, más allá de las diferencias”, continúa describiéndose.
Este año está celebrando los 49 años como empresario teatral y si bien hace un tiempo creyó que con el tiempo iba a perder el interés por la profesión, que no es ni más ni menos que su vocación, asegura que “hace muchos años creía que con el tiempo iba a declinar el interés, la curiosidad, la pasión por la profesión y fue todo lo contrario. La incorporación de Tomás (hijo nacido de su relación con la actriz Linda Péretz, su primera mujer) a la empresa, me motivó a ir todos los días al teatro con más ganas, porque siempre dije que nunca trabajé, justamente por aquello tan fuerte de la vocación y por estar tan comprometido conmigo mismo.
-Alguna vez dijiste que estabas en contra de los empresarios que viven de la teta del Estado. ¿Qué rol creés que debería asumir el Estado en relación con la actividad teatral?
-Estoy convencido de cuál es el rol del Estado en función de la cultura y obviamente tiene que cumplir y suplir lo que el privado no realiza. Yo provengo de una familia muy humilde del barrio de Mataderos y mis padres no tenían dinero para llevarnos ni a mi hermana ni a mí al teatro de calle Corrientes. Sólo podíamos asistir a los espectáculos del Municipal San Martín, que había sido inaugurado allá por los años 60. Ahora bien, como digo una cosa digo la otra: el empresario privado, así es en nuestro rubro. No tiene que vivir de la teta del Estado. Privado significa respetar un axioma que siempre repito. El riesgo es la justificación moral del empresario. Eso de ser capitalista en el éxito, pero convirtiéndome en socialista en el fracaso, no va conmigo y nunca lo fue. Jamás le vendí una entrada a ninguna institución que estuviera ligada al Estado ni tampoco firmé convenios. Yo siempre trabajé al menudeo, es decir, a la taquilla, al interés del público por lo que ofrezco en la cartelera. Si bien conocemos muchos planeros de guantes blancos, yo no lo soy.
-Actualicemos la data de los valores de los billetes que por hábito guardás en los bolsillos derecho e izquierdo del pantalón. ¿O ese TOC (trastorno obsesivo compulsivo) ya desapareció?
-(Risas) ¡Qué memoria tenés, Canosa! Imaginate que con la inflación que hay, los valores en los bolsillos del pantalón están prácticamente igualados. En el izquierdo guardaba los billetes grandes y en el derecho los más chicos; ahora pasaron todos al derecho porque no hay billetes grandes.
-¿Qué balance hacés respecto de la cartelera teatral/musical, a pocas semanas de finalizar el año?
-La cartelera igualó a la audiencia prepandémica en Semana Santa del 2022. En abril de ese año dije que los números indicaban la paridad con los números anteriores a la pandemia y de ahí en adelante no dejó de crecer. Este año se confirmó que vivimos en dos argentinas: una que pertenece a una parte insatisfecha de la población y la otra, con menos cantidad de gente, pero con mayor nivel de consumo. No hablemos si está dolarizada. Ese porcentaje de gente es la que está moviendo el rubro de espectáculos y gastronómico en horario nocturno. En nuestro rubro, la devaluación hizo que el circuito de la avenida Corrientes produjera un efecto importante con la llegada de turistas: Uruguay, primero; Chile, un poco menos Bolivia y Paraguay, algo de Perú, México… todo lo que es habla hispana se ve en los teatros. Por primera vez en mi vida tuve que aprender las efemérides de los países limítrofes para saber las fechas de los fines de semana largos. El público uruguayo acompaña al nacional con mayor preponderancia y por eso inventé una frase divertida: Los fines de semana se ven más termos que personas.
Hay una historia muy especial detrás de "Matilda el Musical”, que fue un éxito en vacaciones de invierno y regresará al Teatro Gran Rex en el verano. Hace diez años, Karina, la mujer de Rottemberg le dijo que si alguna vez quedaba embarazada de una nena, le pondría ese nombre. Y si bien no pensaban tener hijos porque ya eran grandes, a partir de un tratamiento de fertilidad, la suerte jugó a favor y tuvieron dos hijos: Nicolás, en 2016, y Matilda, en 2019.
“Apenas nació la nena -relata-, publiqué un tuit desde la puerta de la sala de parto, dije que no teníamos los derechos del musical, pero sí a la protagonista. Dos años después, la productora que tenía los derechos de ese musical y que había leído mi publicación nos contactó. A veces las cosas salen cuando no te lo proponés. Nos juntamos cuatro empresas creyendo que era imposible de bancar y el proyecto ya empezaba a tomar forma en marzo de 2021, dos años antes del estreno. Salieron a la venta las entradas y rápidamente percibimos el interés del público, por eso batió un récord, con 140.000 espectadores en ocho semanas y es por eso que reestrenamos en enero. Hay muchísimas familias de diferentes provincias que pidieron verla y el musical se ha convertido en un producto de excelencia. No solo superó nuestras expectativas sino también muchas de las puestas de la obra en el mundo, dicho esto por los dueños internacionales de la obra”.
El año que viene tienen pensado estrenar “School of Rock”, otro musical que se las trae y también se estrenará en el Teatro Gran Rex, el año que viene, y que ya arrancó con la preventa de entradas “Es un proyecto personal que escribí el año pasado por los celos de mi hijo Nicolás, de 7 años, quien un día preguntó por qué su hermanita tenía un musical con su nombre. Nos la pasamos pensando durante varios meses. Un día el productor Mariano Pagani nos dijo que tenía la obra y ahí nomás nos asociamos. La obra tiene que ver con un grupo de chicos de una escuela y siempre con un mensaje pedagógico, que me interesa darle al público como papá cuando hago un infantil, y justamente porque no me dedico a los infantiles. Vimos la obra con mi mujer en España y se va a estrenar en mayo del año que viene”, adelanta Rottemberg con entusiasmo.
-¿Qué porcentaje de la cartelera actual es un éxito? Cuando un éxito baja de cartel, ¿ese público beneficia a otras obras o nada que ver?
-Lo mejor que le puede pasar a un empresario teatral es que haya éxitos, no importa quiénes lo produzcan. Lo importante es que el público salga satisfecho después de ver un espectáculo. Cuando eso ocurre, se crea el hábito y dan más ganas de producir teatro. Este negocio es una calesita, es como si en la otra cuadra sacaran la sortija y en la otra vuelta me toca a mí. Y que un espectáculo baje de cartel no significa que el público se va a concentrar en otra sala. Hay una masa crítica de 6 millones de espectadores, más o menos, y lo importante es hacerla crecer.
-¿Cuántas veces aumentaron el precio de las entradas este año?
-Las entradas aumentaron algunos puntos por debajo de la inflación y en los últimos tres meses, el aumento fue mensual. Tratamos de acompañar hasta donde se puede y siempre es un delicado equilibrio entre la necesidad de producir, sabiendo que el bolsillo del espectador está más flaco.
-¿Cómo viene aspectada la temporada marplatense 2023/24, sumado al festejo del aniversario de la ciudad?
-La próxima temporada de verano será la número 46 de manera consecutiva y ya te envíe la invitación para la presentación, que se realizará con la presencia de todos los elencos, y con las expectativas de siempre. Como todos los años bautizo las temporadas de verano con un título antes de empezar y esta es la más fácil porque la ciudad de Mar del Plata está cumpliendo 150 años el 10 de febrero y cae fin de semana largo por fechas de carnaval. Así que es la “temporada aniversario”.
-Vuelve “Wali Iturriaga”, el desopilante actor multifacético que la rompió con el espectáculo “La Jenny, claro que sí”, y que agotó localidades en todas las funciones.
-Sí, vuelve con un show nuevo, pero aún no definió el título del espectáculo. La Jenny fue una apuesta que hice cuando vi un poco el recorrido del actor, quien había salido de la provincia de Corrientes; apostamos y salió muy bien.
-Además de motivarte, ¿qué significa para vos la incorporación de tu hijo Tomás a la empresa? ¿Trabajás menos, podés delegar o necesitás tener el control total?
-Lo de Tomás es una maravilla porque trabajamos a la par, obviamente tiene un montón de responsabilidades que yo no tengo y además está produciendo muchos espectáculos. Se convirtió en uno de los proveedores de contenidos más importante de nuestra empresa. Tiene mucha capacidad de trabajo y me tranquiliza por el recorrido que fue haciendo. En este momento, mientras él está trabajando, yo puedo estar conversando con vos sin apuro.
-¿En qué momento de tu vida te encontrás? ¿Qué tiempo le dedicás el trabajo, familia y amigos?
-Siempre prioricé la familia y en este momento puedo viajar con más frecuencia gracias a que mi hijo se ocupa de temas laborales. Por lo único que dejo el teatro, porque para mí no es un trabajo, es para estar con la familia, amigos o ratos de ocio y aunque no lo creas el teatro también me proporciona ocio. No me hago muchos planteos al respecto.
-¿Cuál es tu reflexión respecto del contexto inflacionario del país?
-Pensá que durante el gobierno de Isabel Perón yo fui empresario teatral, con solo 17 años. Por lo tanto, en más de 1000 estrenos pasé épocas de corralito, plan Bónex, patacones, lecop, australes, pesos, epidemia de Gripe A en el 2009, Pandemia y Covid en el 2020, temporadas en donde no podíamos encender las marquesinas por falta de energía… Uno se acostumbra a todo. El 23 de diciembre del 89, durante el ensayo general de “Potiche”, la obra que marcó la despedida de Mirtha Legrand, aumentamos siete veces el precio de la entrada en un día, entre las 10 de la mañana y las 23, al cierre de la boletería. En esa época no había ticketeras online y las entradas se vendían enrolladas únicamente de manera presencial.
-¿Con quién te gustaría sentarte a conversar entre butacas para hablar de ciertos temas?
-Seguramente me sentaría a conversar con Julie Andrews y no porque sienta que tengo una charla pendiente. Recuerdo aquel viernes de 1965 cuando mi mamá nos llevó a mi hermana y a mí a ver “La Novicia Rebelde” y dije: “yo quiero hacer eso”. Me emocioné y me largué a llorar… estaba empezando a mirar mi historia. Siempre dije que miré para atrás para contar cuántos chicos entraban en la sala de cualquier cine. De grande me di cuenta que mirar para atrás fue mi manera de mirar para adelante, visto el resultado. Por eso elijo a Julie Andrews porque me gustaría contarle acerca de la influencia que ella tuvo en la decisión de mi vida.