"Cuando tenés ganas de vivir, no importa la edad que tengas"
Más allá de lucirse desde hace años como conductor, insiste en considerarse actor, antes que nada. Ahora, está por estrenar en teatro "Velorio a la carta", una comedia negra.
Con 57 años bien vividos y cuatro décadas de éxito en la televisión, Julián Weich ha sabido aprovechar las oportunidades. Apenas bastan algunos títulos para hacer un viaje con la memoria emotiva y recordar programas de tv como “Pelito”, “Clave de Sol”, “El agujerito sin fín”, “La banda del Golden Rocket” y tantos otros. Supo ganarse su lugar en los medios y persuadir y alegrar al público en programas de entretenimiento como “Sorpresa y Media” y otros como “Expedición Robinson” o “Fort Boyard” que tenían una producción increíble en tiempos en los que se invertía sin escatimar gastos.
Llueve en Buenos Aires y aprovecha para grabar un videíto mientras entra feliz al teatro y disfrutando lo que la vida le depara en el día a día. “No es que decidí volver a la actuación después de mucho tiempo, sino que me ofrecieron la obra, la leí, me pareció muy divertida y me encantó. ¿Viste cuando leés algo y te dan ganas de hacerlo? Eso me pasó. Me divertí, me reí y no me cuestioné nada, ni siquiera había preguntado quiénes formarían parte del elenco y me fui enterando por el grupo de whatsapp que se abrió. Y estamos ensayando hace más de un mes”, confiesa entusiasmado Weich acerca de la comedia que se estrenará en pocos días.
“Velorio a la carta”, de Andrea Szyferman, es una comedia negra cuyo interrogante es: ¿Qué límites estamos dispuestos a traspasar en busca de la verdad? Y justamente intenta responder a esa pregunta con humor inteligente y desopilante. Un matrimonio infeliz, un hijo ignorante, una mucama que sabe callar y un abogado inescrupuloso, forman parte de una trama cargada de muchos secretos. Es una obra para reír y al mismo tiempo preguntarse de qué nos estamos riendo.
Julián es uno de los protagonistas y el elenco se completa con Alejandra Majluf, Nicolás Maiques, Celeste Campos y Fabián Arenillas, bajo la dirección general de Diego Reinhold y con Gabriel Villalba, como director asociado. Se podrá ver a partir del 26 de enero, todos los viernes y sábados a las 22,30 en el teatro Regina. Julián destaca el trabajo del director que además es un actor con una cantidad de recursos incomparable.
-Me encantó la idea, yo le digo el Señor Talento porque me encanta su manera de trabajar y la última vez que me subí a un escenario fue para reemplazarlo a él en Cómico Stand Up, hace dieciocho años. Obvio que hice lo mejor que pude porque es imposible reemplazarlo: él canta, baila, actúa y tiene una dinámica que yo no tengo. Pasó el tiempo y confió en mí para este personaje, se lo comentó a la autora y me llamó. Que te dirija un par está bueno porque sabe lo que quiere y al exigirte saca lo mejor de vos. Y en este caso quiere que se luzca todo el elenco, que brille la comedia.
-¿Cómo te las vas a arreglar para hacer las dos funciones los fines de semana considerando que conducís “Vivo para vos” en Canal 9 ¿Renovaron contrato con Carolina Papaleo en el canal?
-Justamente fue lo primero que les dije. Si están pensando en mí para los fines de semana no sería la persona indicada. A lo que me respondieron que había varias opciones y yo les dije que en el canal termino a las 22, así que puedo estar media hora más tarde en el teatro. Con respecto al programa de Canal 9 todavía no está aprobado para seguir este año, así que estamos esperando las decisiones que tome el canal con la programación.
-Egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático, tu carrera comenzó como actor y el conductor exitoso vino después. ¿Sos actor y conductor o viceversa?
-Yo soy actor, esa es mi esencia. Lo que pasa es que conduje durante muchos años y me fue muy bien. Disfruto mucho más de ver un buen actor que un buen conductor. La actuación es lo que me seduce, pero como conductor busqué una manera que no es la formal, siempre me acerqué más a un personaje que a una persona. La diferencia es que el conductor dice letra propia y el actor dice letra de otros. Yo conducía y animaba. Una cosa es presentar a un cantante y otra animar el show poniéndole tu impronta, tu color y ciertos matices.
-¿Cómo sobrellevaste la popularidad durante todo este tiempo?
-Yo soy una persona común que tiene un trabajo diferente y también soy una persona seria que trabaja de divertido. Mi mayor preocupación tiene más que ver con lo social que con otra cosa, mi vida pasa por sentirme cada día más útil y menos importante. No me muero por ser tapa de una revista, me muero por ayudar a la mayor cantidad de gente posible y lo hago a través de UNICEF, de mi empresa Conciencia o a través de algún mensaje positivo que pueda aportar mediante las redes sociales, en un programa de televisión o en donde sea posible.
-¿Entonces, la fama para vos no tiene importancia?
-La “fama” es una falsa creencia. Si vos creés que sos Súperman, sos boleta porque no sos ni Clark Kent, en tal caso sos una persona que interpreta a Súperman desde Clark Kent y la gente lo puede ver si sos buen actor. Es como que el mago se crea que hace magia, en tal caso son trucos.
-Hablemos de tu marca solidaria “Conciencia” que beneficia a cuatro ONGs.
-Es una marca que hace once años empezó siendo agua. Por eso, el slogan era “Tomá Conciencia” y dona el 50% de los dividendos recibidos a cuatro ONGs, en partes iguales: “Ruta 40”, “Techo”, “Huésped” y la Cooperadora del Hospital de Niños. Pero hace algunos años incorporamos cajas de tomates, arroz, cepillos de dientes, pasta dental, pinturas, termos, de todo. Lo que tratamos es que la gente tenga una actitud solidaria con la marca o a través de cualquier situación de la vida, que tomen conciencia de que pueden ser la solución del problema del otro, que se comprometan. A veces no pasa por que te sobre para donar, sino que tengas voluntad y ganas.
-¿Cómo responde la gente? ¿Colabora o es esquiva?
-El argentino es solidario, pero muy desconfiado. Entonces, cuando toma el compromiso de ayudar, tiene que corroborar que no se está equivocando y muchas veces entra en pánico y no colabora porque duda. Prefieren decir que es mentira y no ayudar, yo prefiero ayudar y después asumir que fue mentira, cosa que no suele pasar.
-El año pasado viajaste a Mozambique para visitar a tus hijos por adopción. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Fue muy loco, porque yo conocí a los chicos mozambiqueños ya con 20 y 25 años, pero eran muy inocentes comparados con jóvenes argentinos de la misma edad. Imaginate que viviendo en Mozambique no tenían oportunidades, estaban totalmente alejados de todo y los acompañamos en su proceso educativo durante casi 10 años en la Universidad Católica Argetnina (UCA), donde fueron becados hasta recibirse. En el caso del menor, obtuvo el título de dos carreras y el mayor no las pudo terminar porque regresó a Mozambique y actualmente la está terminando vía Zoom. Se capacitaron para formarse y a su vez para capacitar a otros en su país. Todo fue obra del Padre Juan Gabriel Arias, un cura argentino que vive allá hace quince años y si bien hace tiempo que colaboro con él, nunca los había visitado. Él ya mandó siete chicos para estudiar en Argentina y cuando terminan la carrera regresan para allá. Es un semillero de oportunidades a las que allá no pueden acceder.
-¿Qué pensás de aquellos jóvenes cuyas familias tienen buenas condiciones económicas, no estudian y andan boyando por ahí?
-Yo creo que es tener noción de las oportunidades y muchas ganas de salir adelante. Cuando vos tenés ganas de salir adelante, hacés hasta lo imposible dentro de lo legal para lograrlo; de lo contrario seguirás donde estás. Los chicos que manda Juan Gabriel son elegidos justamente porque destacan esa iniciativa y salen adelante sí o sí.
-¿Qué cosas necesitás vos para vivir? ¿Fuiste cambiando la lista de prioridades con el tiempo?
-Cada vez necesito menos porque me di cuenta de que la felicidad está en lo interior y uno está acostumbrado a ponerlo afuera. Pensás que cuando te compres ese televisor que te gusta vas a ser feliz, cuando compres ese auto o esa casa vas a ser feliz… Yo tengo la suerte de haber trabajado desde chico y por eso accedí a un montón de cosas, básicas y extras. Pero llegué a la conclusión de que llenarte de cosas no te garantiza la felicidad, entonces ya no me vuelvo loco por “tener”, sino por “ser”. Cada vez quiero ser más coherente, más maduro, aprender de las experiencias. La felicidad se sustenta en el tiempo porque tiene raíces profundas; las alegrías, mientras dure la sensación de comprarte algo nuevo y a la semana te olvidaste.
-Curiosamente vi en un video en tu Instagram donde dejabas un hermoso mensaje acerca de los típicos tres deseos que pedimos antes de soplar la velita de cumpleaños
-Siempre creemos que necesitamos más y es todo lo contrario. Yo propuse que alcanza con pedir dos deseos para uno y el tercero es que al otro se le cumplan sus deseos porque seguramente estamos incluidos ahí.
-Tenés cuatro hijos: Tadeo, Iara, Tomás y Jerónimo. ¿Cómo es el vínculo con ellos?
-Soy un padre joven y tengo hijos grandes, eso me permite disfrutarlos de otra manera. Con el tiempo aprendí a dejarlos que se equivoquen y es necesario, siempre los acompaño, pero si se equivocan se tienen que dar cuenta. Los padres solemos ser muy posesivos con los hijos y queremos que sean lo que nos hubiera gustado a nosotros. Yo fui aprendiendo de ellos a dejarlos ser lo que realmente quieren ser. Hay veces que sus decisiones me ponen contento y otras no, pero eligen ellos. Ninguno me va a decir en el futuro que por culpa mía no pudo hacer o ser lo que quería o soñaba. Si se frustran, tendrán que procesarlo y seguir.
-¿Qué valor le das al tiempo en esta etapa de tu vida?
-Yo siempre digo que la vida es corta, pero muy ancha. Entonces, cuando lo pensás en términos de anchura, es interminable. En lo ancho podés hacer un montón de cosas, pero sabés que en el final no porque ahí se acabó. Cuando tenés ganas de vivir, no importa la edad que tengas. Hoy terminé un ensayo y salí feliz de pensar que, si bien no hago acrobacias, no me duele el cuerpo, no padezco dolores porque hago actividad física. Ando en bicicleta, salgo a correr, me entreno, pero no para ganarle a nadie, sino que necesito estar bien físicamente para morir joven lo más tarde posible.