Apasionada por la vida, disfruta de su trabajo como actriz y esa es la fuerza que la sostiene. Actriz talentosa, si las hay, reconocida y mutipremiada por sus trabajos en el exterior y en su país, llega al teatro dos horas antes de la función, recorre el escenario, se prepara en su camarín y celebra el ritual que repite los días de función.

En mayo de este año regresó a los escenarios luego de diecisiete años de ausencia, ya que por entonces había quedado embarazada de su hija Clara y le pareció una buena decisión tomarse un tiempo antes de volver al ruedo.

"Es importante salir del reclamo permanente y priorizar la comunicación"

Hoy protagoniza “Para Mí, Para Vos”, del dramaturgo estadounidense Christopher Durang, una comedia cuyo texto ganó el premio Tony y ha sido un éxito en Broadway con su título original: Vanya and Sonia and Masha and Spike, y recientemente obtuvo 5 nominaciones a los Premios ACE, incluido “Mejor Comedia”.

En Buenos Aires, la obra fue adaptada por Ricardo F. Hornos y le tocó en suerte interpretar a “Masha”, una reconocida actriz de cine y televisión que regresa a la vieja casa familiar donde sus hermanos, Vanya y Sonia aparecen en escena completamente desahuciados y frustrados en todos los aspectos de su vida. Pero el personaje de Villamil provoca un descontrol cuando aparece en la casa con su nueva pareja, un joven musculoso que se cree mil, y que al final le da más disgustos que alegrías.

-Es la primera vez que te toca interpretar a una actriz que además tiene características muy particulares, ella misma dice que es “adorablemente monstruosa”.

-Uy sí, Masha -mi personaje- es una actriz egocéntrica, súper diva y narcisista, una especie de arquetipo caricaturesco, que está en plena crisis de la mitad de la vida y es muy divertido hacerla. Ella busca llamar la atención todo el tiempo, ha vivido intensamente para ella y por ella… pero en el fondo solapa una gran inseguridad.

-¿Quiénes te acercaron la propuesta?

-Me convocaron los productores Tomás Rottemberg y Valentina Berger, quienes habían adquirido los derechos y me sedujeron para formar parte del proceso creativo que me entusiasmó y disfruté muchísimo.

"Es importante salir del reclamo permanente y priorizar la comunicación"

Villamil está sentada en una de las butacas de la quinta fila al medio del teatro, desde donde se puede apreciar la escenografía de Lucila Rojo, que simula el living de una casa donde están enquistados los recuerdos, habitada por dos hermanos que han postergado sus vidas y sus deseos pero que cuando llega la tercera en discordia como un tornado le paran la pelota al grito de: ¡Pará, vos no sos el ombligo del mundo! Una obra divertida e inteligente que va cambiando de colores como el camaleón, aunque el gris y el sepia pintan la foto de apertura.

Si bien la estrenaron en mayo, el reestreno fue hace quince días y con la cartelera renovada: se sumaron Guillermo Arengo y Laura Novoa (antes estaban Boy Olmi y Laura Oliva) y “la obra funciona muy bien y los productores decidieron que sigamos hasta fin de año”, cuenta entusiasmada, Soledad, al mismo tiempo que nombra al resto del elenco: Paula Ransenberg (la desopilante empleada doméstica con ciertos poderes que le anticipan ver el más allá), Tupac Larriera y Ailín Zaninovich, con acertadísima dirección de Héctor Díaz. Las funciones son de miércoles a domingos en el Multitabarís Comafi de calle Corrientes.

En la vida real, Villamil no se parece en nada a su personaje de ficción, ni aires de diva, ni va por la vida avasallante y no se regodea hablando de sí misma hasta el cansancio sino todo lo contrario.

En la vida real también sucede que los hermanos van tomando caminos diferentes. La actriz tiene una hermana (bailarina de tango) y si bien eran tres, su hermano menor (músico y actor) falleció hace cuatro años. “Por eso, la obra me interpela desde un lugar muy especial”, revela con un dejo de melancolía y asegura que “son relaciones que te acompañan toda la vida, lo que fue, lo que fuimos y lo que es… Sólo se trata de vivir”.

-¿Qué sensación te genera el paso del tiempo? ¿Cómo lo llevás?

-Siento que el paso del tiempo se hace cada vez más evidente con el correr de la vida, en todo sentido. Quizás hacemos más hincapié en el plano físico, como nuestra capa superior externa y reparamos en las arrugas, el deterioro. Por otro lado, hay que procesar que el cuerpo va cambiando con los años del mismo modo que vamos cambiando. Te diría que en algún sentido me interesa cada vez más porque a los 30 creí que algunas cosas eran para siempre y después entendí que no.

-Creo que después de los 50 hay una bisagra importante que te detiene a replantearte la vida desde otro plano ¿Coincidís?

-Tal cual, es una bisagra reimportante. Creo que nos pasa a todos y al mismo tiempo vivimos esa etapa con cierto grado de angustia porque hay mucha incertidumbre, sumado al peso social en el que la juventud está súper extravalorada. Sin embargo, y a pesar de todo, me preocupa y me interesa. Ver más cerca el final del recorrido te hace despertar a una realidad que es para todos igual. A los 20, no pensás que la vida se termina y a medida que pasa el tiempo, al menos yo intento disfrutar todo lo que puedo. Después de la pandemia cambiaron las prioridades y la sensación de que todo es provisorio e imprevisibe me hizo repantearme muchas cosas.

-Dentro de tu universo, ¿cuáles son tus pequeños momentos de felicidad?

-Mi casa es mi refugio más preciado. Mi hogar me genera todo eso porque la paso bien, me gusta estar ahí porque hago lo que tengo ganas, desde cocinar para bajar los decibeles, dedicarles tiempo a las plantas, leer, mirar una película o no hacer nada.

-Tenés dos hijas, fruto de tu relación con el actor Federico Olivera, ¿cómo es tu relación con Violeta (23) y Clara (18) en función de las inquietudes que plantean los jóvenes hoy?

-Tenemos buen diálogo, no sólo que todos los temas están abiertos, sino que muchas veces tenemos la posibilidad de mantener ciertas charlas que nos enriquecen mutuamente. Cuando los hijos crecen, te dan la posibilidad de intercambiar opiniones y la relación con ellos va cambiando. Antes, nosotros proponíamos ciertos temas; ahora lo hacen ellas y me parece buenísimo.

"Es importante salir del reclamo permanente y priorizar la comunicación"

Hace 27 años la vida la cruzó con Federico Olivera en un set de filmación, mientras rodaban la película “La vida según Muriel”. Compartieron dos meses intensos entre charlas y mates. “Lo pasábamos genial, siempre teníamos temas de conversación ¿Viste cuando sentís que la pasás genial con alguien, que no te aburrís y que tenés ganas de estar con esa persona?”, expresa con felicidad, recordando ese preciso momento en que el mundo se detuvo.

Pero después de la pandemia, más precisamente en 2021, Sole le propuso a Fede pasar por el Registro Civil y él rápidamente aceptó. Se casaron. “Fuimos nosotros cuatro y un par de amigos con sus hijos. La pareja atraviesa distintos momentos y nos seguimos eligiendo”, asegura.

Vivimos tiempos de “amores líquidos”, aunque hay parejas que apuestan a compartir la vida juntos o en casas separadas. Creo que uno de los secretos es no invadir los espacios del otro y respetar las individualidades.

-Totalmente, creo que es muy importante respetar el espacio de cada uno, la libertad del otro. Siento que hay que tratar de afinar el oído en relación a cuándo, sin darnos cuenta, le cargamos al otro los quilombos de uno. Que el vínculo sea un lugar donde cada uno pueda progresar y si hay algo que decir, plantearlo y ver cómo resolverlo. Es importante salir del reclamo permanente y priorizar la comunicación, buscar el ámbito para que se puedan conversar ciertos temas también es importante.

-¿Qué lugar ocupan los amigos en tu vida?

-Siento que son vínculos muy importantes, los de toda la vida y aquellos que son más cercanos en el tiempo, en los que también podés confiar y te van a recibir para compartir la vida. Saber que podés contar con alguien para compartir lo bueno y lo malo es muy importante y en mi caso también estoy cuando me necesitan.

-¿Cómo te impactan los temas de coyuntura y qué temas te preocupan?

-Uyyy, hay muchas cosas sociales y políticas que me angustian, y en época de elecciones mucho más. El cambio climático también me genera cierta preocupación, no puedo dejar de informarme, mirar redes sociales y tomar conciencia de lo que nos está pasando como sociedad. Me digo: Ay, Dios, para dónde vamos. El nivel de violencia que hay, también me preocupa, pero trato de no quedarme en eso, busco espacios para desconectar y el teatro es uno de ellos.

"Es importante salir del reclamo permanente y priorizar la comunicación"

-¿Cómo viene aspectado el resto del año? ¿Vas a filmar alguna película?

-Tengo bastante seteado lo que viene, aunque no lo puedo contar todavía. Solo puedo decirte que sí, voy a hacer una peli y una serie en la Argentina. Lo que sí te puedo contar es que extraño mucho cantar, pero voy a hacer un show el 26 de octubre en el Teatro Argentino de La Plata y eso me hace muy feliz.

-Para cerrar. ¿Con quien te sentarías en un Bar Notabe de Buenos Aires a conversar de ciertos temas?

-Con Caetano Veloso. No lo conozco fuera de los escenarios, pero soy muy fan de él, me interesa muchísimo como artista y como persona. Lo fui a ver hace poco, lo sigo desde chica y lo considero un artista y un ser humano muy creativo, muy comprometido y disruptivo.