En una charla -vía whatsapp- con Alejandra Canosa comienza bien tarde, a la noche. La diferencia horaria con México, en donde Mónica Ayos se radicó hace varios años con su marido, el actor Diego Olivera y sus hijos Federico y Victoria, obliga a hacer malabares con el reloj. La actriz arranca la conversación con el mismo entusiasmo que tendría si fuera bajo el sol, en una mesita de afuera de un bar de Buenos Aires. “Amo la Argentina y cada vez que regreso siento que nunca me fui”, exclama.