"Pablo EscoBear", el mítico oso de Las Vegas que comió 20 kilos de cocaína
La fascinante historia del animal que murió en un accidente narco es conocida por varios de los locales; algunos afirman que hacía "milagros".
En 1985, un grupo de policías de Georgia, Estados Unidos, encontró el cuerpo sin vida de un oso, bautizado como "Pablo EscoBear", luego de que muriera sorprendentemente por una sobredosis. El animal fue hallado junto a una bolsa de lona que había sido llenada con más veinte kilos de cocaína antes de ser lanzada desde el avión de un contrabandista de drogas.
El 11 de septiembre de 1985, Fred Myers encontró en la puerta de su casa el cadáver de un hombre rodeado de elementos como gafas de visión nocturna, dos pistolas hasta 4500 dólares en efectivo y la sorprendente cifra de 15 millones de dólares en cocaína.
La hipótesis de la policía es que el hombre habría saltado de un avión y muerto de que le fallara el paracaídas. El muerto fue identificado como Andrew Thornton, un conocido narcotraficante y miembro “La Compañía”, una red de contrabando de drogas de Kentucky. Sin embargo, meses después se determinó que Thornton no fue la única víctima, sino que también falleció otro: el "Oso de la Cocaína".
Unos tres meses después de la muerte de Thornton, el oso negro fue hallado muerto en el bosque nacional de Chattahoochee, en Georgia, el mismo bosque en el que se estrelló la avioneta. El peludo estaba rodeado de 40 paquetes vacíos que habían sido abiertos, todos los cuales contenían cocaína.
Los investigadores dedujeron que los paquetes estaban llenos de droga antes de que el oso llegara a ellos y supusieron que Thornton decidió arrojar los paquetes desde el avión, antes de estrellarse, debido a que iba muy cargado. Para confirmar esta teoría, el cuerpo del oso fue enviado a la Oficina de Investigación de Georgia, donde lo abrieron y examinaron su estómago: estaba literalmente repleto de cocaína.
Sin embargo, el paradero del legendario oso es incierto. Su cuerpo embalsamado fue vendido a una casa de empeños, luego fue a parar con el músico Waylon Jennings, quien luego se lo obsequió a un amigo suyo que vivía en Las Vegas, conocido como Ron Thompson.
Según sus allegados, Thompson le hablaba de Pablo EscoBear como un compañero y confidente y estaba convencido que el cuerpo embalsamado era capaz de realizar milagros. La épica historia del animal hizo que se convirtiera en leyenda para los locales.