"Yo soy honesto, no trabajo ni trabajaría con políticos"
Amores, dolores, triunfos, pasiones, deseos de un luchador de la vida. Talentoso y creativo, es uno de los máximos referentes de la alta costura de todos los tiempos en la Argentina y una voz autorizada para hablar sobre el país.
A los 64 años, y con 48 de trayectoria en el mundo de la moda, Roberto Piazza reconoce que “he tocado el cielo y el infierno muchas veces, en todo sentido. He comido faisán en mesas de caoba, arroz hervido en el piso, he triunfado y he caído varias veces, pero hoy me siento un privilegiado”. Nacido en Santa Fe, recién había pasado la adolescencia cuando ya presentaba sus primeros diseños con la orientación "Gitano Look" en el Centro Español de su ciudad natal. Su entrenamiento en el taller familiar y los estudios en Bellas Artes hicieron que se trasladase a Buenos Aires. En 1985 inauguró su Maison de Alta Costura en la zona de Belgrano y a partir de ahí inició su exitosa carrera, consagrándose como el creador de alta costura más joven de la Argentina.
A partir de ahí, supo relacionarse y expresarse públicamente, sosteniendo a viva voz lo que le dio la gana, bancándose la repercusión y el rebote del afuera. Un revolucionario de la vida y la moda que tuvo que enfrentar un sinfín de situaciones caóticas, traumáticas, siendo el arte su fuente de inspiración y dándole para adelante siempre. Talentoso, verborrágico, lanzado y atrevido, conversa con Alejandra Canosa con la misma amorosidad que respondió cada uno de sus mensajes. Se deja querer, abrazar y hasta escucha con respeto cuando del otro lado no coinciden con él. Piazza fue uno de los pioneros en “ser inclusivo”, sin hacer alarde de eso, y convocó a muchísimas mujeres que no pertenecían al mundo de la moda, mostrando en la pasarela cada una de sus creaciones más allá de la altura y el peso de la modelo. Eso es inclusión, sin dudas.
Piazza asegura que “resisto cualquier archivo, me podés amar y odiar, pero soy intachable y nadie puede hablar mal de mí, estés o no de acuerdo con mis opiniones. Incluso, podés hurgar sobre mi persona y no vas a encontrar nada. Soy taurino, ortodoxo y derecho, mi vida íntima nadie la conoce. En este momento, estoy como el Ave Fénix y así se llama mi colección porque he resucitado de las cenizas y es maravilloso”.
El 24 de noviembre va a realizar un show en Café la Humedad. “Venís Canosa, ¿no?”, invita. Ahí estarán Walter Vázquez, el marido de Piazza, y Mariana A, quien oficiará de presentadora y tendrá pinceladas de varieté. Será un show de tango, blues y baladas, con orquesta en vivo, coros de Rocío Posse y cuatro mannequins maravillosas aportarán parte del atractivo visual del espectáculo. “Es la primera vez que se va a hacer algo así en Café La Humedad, donde se mezclarán las artes en una sola noche. El show de llama “Me voy, pero volveré”, porque será la despedida del año y después me voy para Madrid”, revela.
“Ya tenemos algunas fechas cerradas en España para hacer recitales de tango, donde la moda será el atractivo. La pandemia bloqueó todo en su momento, pero por suerte volvimos a recomenzar y esta propuesta es divertida y conmovedora a la vez”, detalla el creador. Piazza regresará a la Argentina durante el primer semestre de 2024 para iniciar una gira por distintas provincias del país.
-¿Cómo percibís el mundo de la moda en la Argentina?
-Podríamos decir que el mundo de la moda acá está en terapia intensiva debido al alto costo de las telas importadas, los precios inaccesibles de prendas exhibidas en las vidrieras y para cartón lleno, el auge de “la moda circular” (prendas de primeras marcas, con muy poco uso, a la venta). La moda en la Argentina está fundida y no sé cuándo va a repuntar. Quedamos dos o tres creadores de alta costura, la gente que fabrica pret-a-porter está rasguñando las paredes y, probablemente y con suerte, haya alguno que no se fundió todavía. Considero que soy el número uno de la alta costura argentina y reconozco que hay gente que hace cosas muy buenas, tampoco espero reconocimiento ni premios a esta altura de mi vida, aunque lo agradezco, pero no me quita el sueño. El mundo de la moda está muy mal, sin embargo, en otros países como Inglaterra, Francia e Italia, la moda está en todo su esplendor y de ahí se desparrama por todo el mundo. Las mejores colecciones de alta costura se presentaron después de la pandemia con el lujo máximo, como suele pasar después de una gran crisis.
-¿Seguís viviendo entre Argentina y Madrid? ¿Te conviene ir y venir para no perder el capital que invertís?
-El año pasado repuntó un poco la venta y ahí empecé a viajar con mayor frecuencia. Cuando regresé a la Argentina, hice el mejor desfile de mi vida, en “Señor Tango”, con 3.500 personas, y quedó mucha gente afuera. Hasta que un día, el dólar subió a mil pesos y todo se detuvo una vez más. La gente vive esperando un milagro, aunque lo veo difícil. Si es por los gobiernos, ninguno llegó a la gloria y el que la luchó y se mantuvo, lo felicito. Yo la luché y me mantuve, pero a esta altura de mi vida estoy cansado.
-Estamos a quince días del balotaje: ¿Massa o Milei?
-Yo voy a votar a quien derroque al peronismo y al kirchnerismo. Soy amigo de Patricia Bullrich desde hace 35 años. A Milei no lo conozco, no comparto todo lo que piensa, pero me parece bien que se haya unido con Pato. Sergio Massa, antes era una cosa y ahora pinta otra. Es todo muy raro. Votar en blanco me parece una idiotez. Voy a ir en contra de peronismo devenido kirchnerismo, que fue lo que arruinó la Argentina.
-¿Qué opinión tenés de Patricia Bullrich después de haberse aliado con Javier Milei?
-¡Me encanta! Me parece una de las pocas mujeres que tienen ovarios suficientes para poder ordenar un país, con gente que la acompañe… Como sea, ella tiene que estar. Este es un país lleno de odio y resentimiento. Se dijeron de todo, es verdad; por momentos, el país parece un conventillo, sin embargo creo que la estrategia de Patricia y de Milei es muy inteligente e interesante, porque ella si o sí tiene que estar para frenar lo que puede llegar a pasar en el futuro.
-¿Cómo te impactó el escándalo del Yategate y qué opinás del nivel de corrupción en el que se vieron envueltos Martín Insaurralde, Sofía Clérici y Jésica Cirio? ¿Son o se hacen?
-Los desbordes del Yategate y la exorbitante cantidad de dólares gastados en gaterío y minitas, con Rólex de oro, carteras carísimas y todo el despilfarro que hiceron, me parece obsceno. Ya pasó en la época de Carlos Menem. Nosotros somos un país en el que el subdesarrollo hizo que le lavaran la cabeza a mucha gente. Y hay tanto bruto, que no se da cuenta que todo ese dinero mal gastado en gustos enloquecidos y prostituídos es plata nuestra. No entiendo cómo hay gente que come mierda y los sigue apoyando. Insaurralde, Cirio, su ex, y el allanamiento en la casa de Nordelta de Sofía Clérici donde encontraron 600.000 dólares… Somos unos reverendos boludos.
-¿Aceptarías un cargo político?
-Yo soy honesto, no trabajo ni trabajaría con políticos, no tengo subsidio, no me contratan ni me pagan los políticos, como a Lali Espósito, que cobró una cifra descomunal por un par de recitales en la provincia de Buenos Aires, igual que otros tantos. Muchos se hicieron la América y después se rajaron calladitos la boca.
Se pone reflexivo, al mismo tiempo que siente impotencia por las cosas que nos pasan como sociedad. “Lamentablemente, la Argentina está en estado de coma y me duele, pero el día en que el país muera y entre en putrefacción, no vuelvo más. Hay generaciones de gente ignorante, corrupta y mafiosa… y de eso no se vuelve. Por el momento, sigo con mis escuelas, shows y desfiles”, se resigna. Confiesa que ama Buenos Aires, que ama a la Argentina, y agrega: “Acabo de regresar de Villa María, Córdoba, adonde fui a presentar mi colección y tengo eventos cerrados hasta Navidad. Soy un privilegiado”.
-Hace un par de años tuviste varios problemas de salud ¿Te recuperaste? ¿Cómo te sentís hoy?
-Sí, es verdad. Si bien en la pandemia no tuve Covid y aclarando que no soy antivacunas, las cinco inyecciones que me aplicaron afectaron mucho mi organismo. Tuve gripes, resfríos y alergias interminables. Estando en Madrid, me caí, tuve problemas del corazón, un varieté que me alteró todo. Ahora estoy bien, empecé el gimnasio y me siento más tranquilo, preocupado y ocupado de mí, en todo sentido.
Piazza tiene una historia de vida dura, cruda y sin embargo enfrentó, hizo el duelo y sanó muchas de las cosas que le arrebataron los sueños desde chico. Su hermano, quien ya murió, lo violó varias veces cuando Roberto tenía seis años.
-¿Pudiste perdonarlo? ¿Qué te pasó por la cabeza frente a semejante aberración?
-Con respecto a mi familia, mi abuela murió a los 100 años allá por el 82; después murió un hermano mío por un problema en el corazón; más tarde murió mi madre y esa fue la única pérdida que lamenté: fue una reina, la única que conocí en mi vida. Del resto, nada. Mi hermano, el violador, murió hace un año y como digo siempre, el karma se paga en vida, aquí y ahora. Antes de morir, estuvo una semana llorando y gritando en el piso, pero nadie lo fue a ver y su muerte fue diabólica. También había violado a uno de sus hijos; al otro, siendo bebé, lo mató, y además torturó y violó a las mujeres con las que tuvo relaciones. Después de 35 años de terapia psicoanalítica y alguna terapia que hago cada tanto, no te digo que lo perdoné, pero tampoco lo odio. Gente que me ha hecho mal, que se ha ocupado de destruirme, terminó mal. Creo en Dios, en la Virgen y en un ángel que me cuida, que es mi madre… el karma se paga en vida.
-Fuiste el gran impulsor de la “Ley Piazza” promulgada en 2011, que establece que el plazo de prescripción del delito de violación empieza a contabilizarse a partir de que la víctima cumple 18 años.
-Sí, por María Eugenia Estenssoro, más allá de que hubo algunos kirchneristas que la frenaban y que fue modificada dos veces más. Esa Ley fue lo más grande que hice en mi vida, fuera de la moda y el teatro, y de todo lo que hice en los medios. Estuve trabajando seis años con la Ley Piazza para que el kirchnerismo la presentara en Senadores y Diputados y aclaro que esa ley fue firmada por todos los diputados y senadores de todas las bancas, por ende, fue aceptada por unanimidad, con tres abstenciones, y por ende fue firmado por Cristina Fernández, por entonces Presidente. Cuando iba todo perfecto y, si bien sigue vigente, fue modificada dos veces más para bien y eso me alegra mucho. Estoy en conversaciones con un abogado muy conocido para mejorarla más todavía. Mi mensaje es que los chicos denuncien, griten, hablen, que no dejen de luchar porque también existen los buenos abogados. No saqué ningún beneficio personal con esa ley… se la regalé a la Argentina.
Roberto conoció a Walter Vázquez, su marido, hace 23 años. Venía del ámbito de la movida tropical y si bien frecuentaban los mismos lugares, nunca se habían cruzado. “Y eso que teníamos hasta los mismos amantes”, dice recordando viejas épocas, cuando iba de boliche en boliche. Una noche fui a un boliche gay, lo vi entrar y me dije guau, ¿y ese bombón? Histeriqueamos un par de horas y terminamos pasándonos los teléfonos. Yo, en ese entonces, trabajaba con Carmen Barbieri en la tele y lo invité a cenar. A partir de ahí empezó a trabajar conmigo, empezamos la convivencia. Fuimos los primeros en casarnos, dos veces en la Argentina, una en Malibú, Los Ángeles, y en España, para adquirir la ciudadanía igual que yo y que pudiera trabajar legalmente”, relata.
Hace más de veinte años que comparten la vida y están felices, más allá de las peleas cotidianas como cualquier pareja. Se divierten, se ríen, cantan, se acompañan, hacen lo que les viene en ganas, salen juntos o separados, pero siempre vuelven al mismo lugar: la casa que eligieron para vivir, acá, allá, o donde pinte. “No entiendo esas parejas que se separan a cada rato, cambian uno por otro, tienen hijos de distintos padres, se vuelven a separar y así van por la vida. Yo no podría”, define.
-Imaginate que estás sentado en la barra de un bar. ¿Con quién te gustaría compartir un trago para charlar tranquilos, sin prisa y sin pausa? ¿Qué pedís?
-Elegiría un trago suave, un té o una gaseosa, para charlar con Jorge Luis Borges; lo admiro, lo amo, me parece extraordinario todo lo que ha escrito, cada palabra, la ironía, el cinismo, su inteligencia, un ser humano que eligió irse de la Argentina porque no aguantó la mediocridad y fue a morir a otro lugar. Me pongo de pie. Chapeau y suelta de palomas para él. Leí todos sus libros y reconozco que ese encuentro quedó pendiente.
-Te conceden un deseo para que lo pidas en nombre de la Argentina. ¿Cuál sería?
-Ufff, Argentina, una mujer de plata y sigue en pie, divina, hermosa, nunca agachada ni de rodillas ni caída. Mi deseo es que siga de pie para siempre y por siempre. Deseo que vuelvan la cultura, el glamour, el buen gusto, el pensamiento, la música que nos representa, que se trabaje mucho, que se acaben los feriados inventados… Yo no tengo mucho tiempo para esperar, pero sueño con que la Argentina vuelva a ser lo que fue, como en las mejores épocas.