La empresa Acindar, perteneciente al grupo Arcelor-Mittal, ha decidido detener nuevamente sus operaciones en sus cuatro plantas debido a la disminución de las ventas de acero en los sectores de la industria y la construcción. Esta será la segunda pausa que realiza en lo que va del año 2024, y afectará a 450 empleados dentro del convenio, de un total de 3.500 trabajadores (1.500 bajo este marco y 2.000 indirectos). 

A partir del lunes 24 de junio, la acerera, con más de 80 años de experiencia, suspenderá sus actividades durante tres semanas en sus plantas de Villa Constitución y La Tablada (Santa Fe), Villa Mercedes (San Luis) y San Nicolás (Buenos Aires. Esta decisión ya había sido anticipada a principios de mayo, como parte de un ajuste de stocks a la demanda. 

La producción de Acindar se encuentra actualmente por debajo del nivel de marzo, cuando detuvo sus operaciones por un mes, con una caída que supera el 44% de su capacidad instalada. La empresa ha reducido sus perspectivas de despacho debido a la disminución del consumo de acero, fundamental en sectores como la construcción, petróleo, energía, industria automotriz y agro. 

En el sector existe preocupación por la aprobación del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), ya que el acero producido por Acindar competiría con el de China. Según la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), hay un excedente de 600 millones de toneladas de acero a nivel mundial, 100 veces la producción de Argentina. 

Tras el primer parate, donde las ventas internas cayeron entre un 35% y un 40%, Acindar ofreció retiros voluntarios y ajustó su operación a los niveles de actividad, otorgando vacaciones pendientes y francos compensatorios al personal. Asimismo, redujo de cuatro a tres turnos diarios, manteniendo el 100% del sueldo, lo que ha generado complicaciones en el negocio. 

Durante la pausa actual, la empresa está llevando a cabo tareas programadas y capacitaciones en seguridad, con el objetivo de minimizar la situación. En busca de garantizar la sustentabilidad del negocio, se están evaluando alternativas para compensar la caída de las ventas, mejorar la competitividad y explorar nuevos mercados de exportación. 

A pesar de una desaceleración en la caída, aún no se observan señales de recuperación en la actividad industrial, excepto en el sector energético. Los rubros más afectados son la línea blanca y la construcción. Según la Cámara Argentina del Acero, la capacidad instalada de la industria manufacturera opera actualmente al 56,6%, por debajo del 68,9% registrado en el mismo periodo del año anterior. Existe un escenario desafiante para el sector, con la necesidad de implementar estrategias que permitan superar la crisis actual y mantener la viabilidad de las operaciones.