El fútbol y la política tienen una relación demasiado estrecha. A veces, quizás, más de la que debería. Esta situación tan habitual en el mundo entero, tiene por estos días un episodio fuerte en Brasil.

El actual presidente, Jair Bolsonaro, disgustado por algunas manifestaciones en su contra, busca separar a Tité, el director técnico de la Selección, de su cargo. Incluso, ya tiene en carpeta un reemplazante de peso, con el que tiene afinidad política: Renato Gaúcho.

La vinculación de Bolsonaro con el fútbol se observó en la pasada Copa América en la que no solo fue a los estadios a ver al equipo brasileño, sino que también hizo varias manifestaciones públicas en torno a ello.

El hecho de querer llevar a toda costa la edición de este año del mismo torneo, es otro reflejo de la conexión que existe entre el mandatario y el deporte. Pero, en este caso, ese hecho fue el que desató un fuerte rechazo por parte de varios futbolistas importantes del equipo y también del entrenador.

Tité reconoció en conferencia de prensa el malestar de la delegación brasileña por haberse enterado a partir de la comunicación oficial de la CONMEBOL que su país iba a ser anfitrión de la Copa América.

El no haber sido consultados generó un enorme malestar que trae repercusiones hasta el día de hoy y podría terminar con la destitución del DT esta misma semana, luego del partido de su equipo contra Paraguay.

El entrenador fue quien le dio un rumbo claro a Brasil después de varios años tumultuosos. Asumió en 2016 y desde entonces volvió a transformar a la Selección en un equipo temible. Si bien quedó prematuramente eliminado del Mundial de Rusia frente a Bélgica en cuartos de final, el resto del proceso fue muy exitoso.

Ganó la Copa América 2019 y se impuso en 15 de los 17 partidos que dirigió por Eliminatorias. Pero nunca fue afín al presidente y lo criticó en un par de oportunidades.

Por ejemplo, por hacer propaganda en el entretiempo de un partido del conjunto nacional. Por eso, y ante la idea del boicot que parece reinar en la delegación, el presidente decidió tomar cartas en el asunto. Presiona para que Tité sea despedido o renuncie esta misma semana y hasta tiene un reemplazante. Renato Portaluppi, mejor conocido como Renato Gaúcho, es el elegido y tiene todo el apoyo de los votantes de Bolsonaro, que lo reconocen como propio dado que muchas veces se manifestó a favor del actual mandatario.

Pero, además, es un nombre muy fuerte en el fútbol de aquellas tierras. Como jugador fue campeón de la Copa América de 1989 y de la Copa Libertadores e Intercontinental de 1983 con Gremio. Con el mismo equipo de Porto Alegre lo ganó todo como entrenador: la Copa de Brasil, cuatro torneos estaduales y la Libertadores 2017.

Fue despedido a principio de año tras quedar eliminado antes de la fase de grupos del máximo torneo continental de clubes frente a Independiente Del Valle y caer a la Sudamericana.

El nombre tiene un peso específico propio, más allá del impulso del presidente. La cuestión radica mucho más en quien debe dejar el cargo, que hizo un gran trabajo, que en quien llega. Como si todo esto fuera poco para el contexto del deporte más popular en la tierra del máximo campeón mundial, Rogério Caboclo, presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, fue recientemente suspendido de su cargo por 30 días, por un episodio de acoso sexual hacia una empleada.

A pesar de ser un aliado del gobierno, la salida de Caboclo, quien ya habría dejado todo arreglado con Renato Gaúcho, podría servir para descomprimir.