El primer tiempo fue extremadamente parejo. La paridad fue tal, que ambos mostraron lo mismo: macanismos para llegar a tres cuartos de cancha superando las marcas, y una espantosa impresición al momento del pase o la decisión final.

A veces, la plasticidad de los colombianos conduce a pensar que juegan mejor. Pero a efectos prácticos, esa la plasticidad le aportó nula diferencia a favor respecto de los mucho menos vistosos uruguayos. En definitiva, nadie dominó el primer tiempo y se fueron al vesturia después de varios merodeos en las áreas que no fueron peligrosos.