Desapareció un testigo del crimen de Mariano Ferreyra
El ferroviario Alfonso Severo había recibido amenazas y se desconoce su paradero desde este miércoles. Fue quien destapó que, la víspera del crimen, Trenes Metropolitanos y Unión Ferroviaria habían convocado a los trabajadores a "sumarse a la patota", relató el autor Diego Rojas.
Se trata de Alfonso Severo, un ex ferroviario que debía dar su testimonio este mediodía en los Tribunales de Comodoro Py, en el marco del juicio por el asesinato del militante del Partido Obrero. Anoche fue a visitar a un familiar, pero nunca llegó
Un ex ferroviario y testigo clave en el juicio por el asesinato de Mariano Ferreyra se encuentra desaparecido desde anoche, según denunciaron sus familiares.
Su nombre es Alfonso Severo, quien debía declarar este mediodía en los Tribunales de Comodoro Py por el crimen del militante del Partido Obrero, ultimado por una patota presuntamente enviada por la Unión Ferroviaria en 2010.
Según relató su hijo Gastón en declaraciones radiales, hay elementos suficientes para pensar que fue secuestrado. "Hace tres días que recibimos amenazas telefónicas, tanto a la casa como al celular de mi papá", contó.
Ayer a la noche, Severo salió de su casa de Sarandí para ir a visitar a un nieto que había sido operado recientemente. Había una diferencia de 15 cuadras entre su vivienda y la de la madre del nene. Llamó para avisar que iba, pero nunca llegó.
Gastón asegura que su padre conocía a todos los integtrantes de la patota que aparecen en el video del ataque y "sabe qué clase de personas son. Estaba entusiasmado con ir a declarar, porque quería que se aclare todo", remarcó.
Severo fue empleado de Ferrobaires hasta 2009, cuando una banda armada lo desalojó de su puesto laboral, como operario de mantenimiento. Según contó su hijo Gastón, en aquella oportunidad su casa fue baleada. Más tarde, tras el crimen de Ferreyra, Severo declararó como testigo en la etapa de instrucción y reveló que la agrupación del sindicato Unión Ferroviaria (UF) de Plaza Constitución guardaba armas en su oficina de esa terminal de trenes.
También destapó que en la víspera del asesinato de Ferreyra, el 20 de octubre de 2010, la empresa Trenes Metropolitanos y la UF había convocado a los ferroviarios a sumarse a la patota del gremio para repeler la protesta de los trabajadores tercerizados, que querían cortar las vías de la línea Roca.
La última vez que se lo vio, Alfonso vestía jeans azules, zapatos y una camisa. Iba a bordo de un Renault Clío 5 puertas color negro, patente HCA 137.
Por Continental, el periodista Diego Rojas, autor del libro "¿Quién mató a Mariano Ferreyra?", relató que el 19 de octubre (un día antes del ataque de la patota a los trabajadores tercerizados) fue convocado a oficinas de la UGOFE "para el día siguiente", pero que él se negó a participar y a eso atribuye el ataque a tiros.