El régimen chino abandona paulatinamente su política de COVID cero
Por miedo a nuevas protestas, los comercios reabrieron y se aliviaron los requisitos de test de coronavirus en Beijing.
Luego de varios días de fuertes protestas en contra del régimen chino por la estricta política de COVID cero, las medidas comenzaron a relajarse paulatinamente en Beijing y otras ciudades de China.
En las comunidades locales, se comenzó una lenta marcha atrás de las restricciones vigentes durante los últimos años. Por ejemplo, en la capital Beijing, donde muchos negocios están plenamente abiertos, ya no se exige una prueba negativa del virus tomada en las últimas 48 horas para abordar el transporte público.
En Shanghái, centro financiero del país que este año soportó un confinamiento de dos meses, los residentes pudieron regresar a espacios abiertos como parques y sitios turísticos sin necesidad de una prueba reciente.
Asimismo, la vecina Hangzhou fue más allá, y suprimió las pruebas masivas para sus 10 millones de habitantes. Sin embargo, esta excepción no aplica para quienes visitan o viven en residencias para ancianos, escuelas y jardines de infantes.
De igual manera, la ciudad de más de cuatro millones de habitantes en la región de Xinjiang, que enfrentó uno de los confinamientos más prolongados de China, reabrió este lunes algunos supermercados, hoteles, y restaurantes.
Las autoridades de Wuhan, donde primero se detectó el coronavirus en 2019, y de Shandong, eliminaron el domingo el requisito de pruebas para usar el transporte público.
Por otro lado, Zhengzhou, sede de la mayor fábrica de iPhones en el mundo, anunció el domingo que la gente podrá acceder a sitios públicos, tomar transporte público e ingresar a edificios residenciales sin necesidad de una prueba de covid de 48 horas.
No solamente las ciudades tornaron un giro en la política, la prensa estatal china, que se había enfocado en destacar los peligros del covid, ahora cambió el tono ante el alivio de las medidas.