Informe de Sputniknews. El conflicto en Ucrania cambia el ciberespacio, con un clima cada vez más tenso, creando nuevas categorías de 'hackers' que llegan a un cierto consenso con las autoridades que no interfieren en su trabajo. 

Sin embargo, existen preocupaciones muy reales de que se produzcan nuevos cambios en su actividad.El número de ciberataques ha aumentado considerablemente desde el inicio del conflicto en Ucrania, causando daños a ambos lados del enfrentamiento. 

Entre los ataques más notables se puede mencionar uno a la red de satélites KA-SAT del proveedor estadounidense Viasat y otro a los servidores de una filial del gigante petrolero ruso Rosneft cuando fueron robados unos 20 TB de datos.

El experto en ciberseguridad Richard Werner reveló que por un lado hay hacktivistas. Estos tienen ciertos motivos políticos y su propio idealismo."A diferencia del resto de ciberdelincuentes, no persiguen intereses económicos, sino que luchan por una causa justa, desde su punto de vista", señaló Werner en un artículo para Der Tagesspiegel.

Por otra parte, están los que no distinguen entre amigos y enemigos. Es decir, atacan tanto a sus adversarios directos como a cualquiera que consideren que les apoya, indicó al detallar que con sus acciones pretenden "llamar la atención, exponer a las empresas, sabotearlas o interrumpir sistemas importantes".

Los hacktivistas no son la única categoría de hackers que se ha fortalecido durante el conflicto de Ucrania. Grupos de ciberdelincuentes profesionales o cibermercenarios se han lanzado a ofrecer sus servicios a gobiernos u otras partes interesadas. 

Según Werner, su motivación es diametralmente opuesta a la de los hacktivistas, ya que su principal objetivo en este caso es su propio beneficio."Sin embargo, su pago no consiste en una bolsa de oro en el sentido clásico, sino en un acuerdo tácito: mientras los hackers apoyen al Estado y no ataquen ningún objetivo en su país, este tolerará sus maquinaciones cibercriminales", explicó.

Dio como ejemplo al grupo de hackers Conti, que expresó su apoyo a Rusia desde el inicio de la operación militar en Ucrania. No obstante, la persecución de los empleados fuera de Rusia, así como las sanciones estadounidenses que prohíben cualquier cooperación con ellos, obligaron al grupo a disolverse, aunque es probable que simplemente se reorganice con otro nombre."Una cosa está clara: cuando hay un conflicto de intereses políticos y financieros, la mayoría de los ciberdelincuentes opta por los negocios", indicó.

El experto teme que los actuales hacktivistas acaben convirtiéndose en auténticos ciberdelincuentes. El estado actual de la situación puede presentarles mejores oportunidades y perspectivas para su vida futura. 

Existen muchas posibilidades que "tarde o temprano se pasarán al lado oscuro, ya sean cibernéticos o criminales" porque las nuevas habilidades que adquieren los hacktivistas pueden reportar mucho más dinero que otros trabajos legales, señaló.

"Las empresas de ciberdelincuencia también necesitan 'profesionales' capaces para triunfar en el mercado. Aprovechan la guerra en Ucrania para reclutar a jóvenes motivados. Esto da a los hacktivistas la oportunidad de aprender de los mejores", afirmó Werner.

Agregó que el fin del conflicto en Ucrania no traerá paz desde el punto de vista de la ciberseguridad. Un futuro aumento del número de ciberdelincuentes, subraya Werner, probablemente empeorará aún más la situación.