Los derechos civiles parecen ser para todos menos para algunos. La situación es por demás extraña. Si a una persona se le impide vertir sus opiniones se habla de censura. Si se le priva de ingresar, digamos a una cervecería, por sus opiniones polítcas, sería discriminación. Ahora bien, para determinados personajes, esos principios no corren.

Es el caso de Donald Trump, al que la empresa privada Meta, que dirige Mark Zuckerberg le ha suspedido su cuenta en sus redes sociales, por sus opiniones políticas. Ahora, dicha empresa decide devolverle su derecho a expresarse, y los grupos de derechos civiles norteamericanos despotrican contra la devolución de dichas libertades civiles de un ciudadano, al margen que sea un ex presidente.

Todo parece un poco loco. Las redes están pobladas de mensajes nazis, discriminadores, agraviantes. El caso de la bebé, hija del ex gobernador Juan Manuel Urtubey y la actriz Isabel Macedo, que fue vilipendiada por ser un “bebe gordito”, es el tema mas reciente que explotó en los medios. La foto de la niña obraba en Instagram, de Meta, que no tomó medidas al respecto con los estúpidos usuarios agraviantes. La periodista Dominique Metzger, a razón de esos hechos, denunció que también es agradida en la red. Pero Meta no censura a los agresores.

El caso de Trump parece ser especial. Sus opiniones políticas no pueden publicarse. La empresa define cuando sí y cuando no, y en el momento que se lo prohíben, los grupos de derechos civiles festejan y cuando le devuelven la libertad, se quejan. Extraño mundo.

Es cierto, las empresas privadas se arrogan algo así como el “derecho de admisión”, y entonces, a quien no les gusta, lo rechazan de su red. Pero en temas como la libertad de expresión la cosa debería estar un tanto mas regulada. Esta claro que las redes son su negocio. Pero lo que se está ejerciendo es censura previa, probablemente el hecho mas antidemocrático que pueda producirse. Lo que ocurre no es que frente un comentario de Trump que infrinja las normas, el posteo se bloquea, sino que el ex presidente no podía siquiera utilizar la red, lo cual es un disparate.

Los canales de televisión también son empresas privadas, y no pueden regular el derecho a la libertad de expresión como se les antoja, los estados custodian en esos medios tradicionales la democrática libertad. ¿Porque no en las redes?

El caso Trump es particular. Se lo ha censurado reiteradamente incluso siendo presidente del país mas poderoso del mundo. Existe una suerte de interés colectivo en “suprimirlo”, como si se tratase de un genocida o un abusador de niños. En realidad su postura rupturista colisiona con los intereses de casi todos, en ese caso, “proteger a la gente de la presencia de Trump”, es la excusa para protegerse a sí mismos de las propuestas antisistema del republicano.

También se da de bruces con los intereses, no siempre alineados con sus propias proclamas, de los organismos de derechos civiles. Pero la supresión de Trump puede ser la de cualquiera, que mañana o pasado no les convenga, a Meta, a los organismos o a quien sea con poder de prohibir. La libertad es un valor o no lo es, dependiendo de un pequeño grupo de personas y sus intereses.