Tras el reciente revés en la Corte Suprema, que este jueves rechazó por mayoría su solicitud de licencia para asumir como juez del máximo tribunal, Ariel Lijo dejó claro que no renunciará a su actual puesto en el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Federal Nº4. En cambio, apuesta a que el Senado apruebe finalmente su designación.

Con la posibilidad de la licencia descartada, Lijo enfrenta dos opciones para ocupar un lugar en la Corte. Una sería renunciar al juzgado que ha dirigido durante dos décadas, pero no sería esa su intención. Lijo preferiría aguardar la decisión del Senado mientras continúa trabajando en su juzgado actual y también en el que subroga.

Antes del escándalo relacionado con el caso Libra, Lijo estaba convencido de tener los apoyos suficientes para llegar a la Corte con respaldo en la Cámara alta. Sin embargo, ese episodio llevó a postergar la sesión, ya que algunos aliados políticos estimaron que no era oportuno enviar una señal favorable a la Casa Rosada en ese momento. Ante esta situación, el presidente Javier Milei optó por designarlo mediante decreto.

El pliego de Lijo ya cuenta con dictamen favorable en la Comisión de Acuerdos, por lo que puede ser tratado en cualquier momento. Ahora será labor del Gobierno negociar con gobernadores y legisladores para consolidar los acuerdos necesarios. Si el Senado no ratifica el nombramiento antes de fin de año, Lijo podrá volver plenamente a su puesto actual.

La decisión de la Corte de rechazar la solicitud de licencia fue adoptada por los ministros Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Manuel García-Mansilla, quienes consideraron inviable que Lijo asumiera sin abandonar su cargo en la justicia federal. En minoría, Ricardo Lorenzetti defendió una posición contraria, proponiendo avanzar con el nombramiento.