Reseña de “Terapia”: el trastorno del dolor en los lazos de familia
Una misteriosa desaparición y enredos psicológicos que complejizan la trama y conducen a un final inesperado. Un thriller de Sebastian Fitzek. Por Daniela Minotti.
“Terapia” (Editorial Ediciones B, publicado en 2006) es una novela de Sebastian Fitzek que cuenta la historia de Viktor Larenz, un reconocido psiquiatra alemán que vive con su esposa Isabell y su hija Josy: una niña de doce años que sufre de una extraña enfermedad.
Un día ella desaparece en un consultorio médico sin dejar rastro, ni cuerpo, ni señal de vida. Sin poder superar lo ocurrido después de cuatro años, Viktor se refugia en una isla llamada Parkdrum, donde, alejado de su vida pasada, conoce a Anna Spiegel: una escritora de cuentos infantiles que acude a él con un cuadro de esquizofrenia particular.
Según ella, lo que escribe aparece en su realidad, y la curiosidad del protagonista se enciende cuando Anna le cuenta sobre uno de sus personajes: Charlotte, una niña de nueva años cuya historia es similar a la de Josy. Creyendo que de su nueva paciente él puede obtener respuestas sobre lo que le ocurrió a su hija, Viktor se embarca en una serie de sesiones con Anna. Y, de a poco, va a descubrir cuán astuta es ella en realidad, y que tal vez no es quien dice ser.
El misterio que envuelve a esta mujer además de los sucesos extraños que se desenvuelven en la isla, con sus vecinos silenciosos y las condiciones duras de la isla, inquietan la mente del protagonista y de los lectores. Viktor está tan afectado que llega a dudar sobre su realidad, a desconfiar de las personas y de sí mismo.
Varias preguntas surgen en el camino, pero la que predomina, y que es motor de la historia, es ¿qué le pasó a Josy? Para resolver este misterio, la novela ofrece saltos del presenta al pasado, lo que revela piezas del rompecabezas y consolida una narración ligera, dinámica e imprevisible. Algo que muchos lectores critican de “Terapia” es la falta de profundidad en los personajes, lo cual le quita impacto a la historia. Pero lo que no tiene de corazón lo compensa con la cantidad de suspenso que guarda.
El autor logra construir una atmósfera asfixiante y paranoica, que crece con cada capa argumental. Pese a que esta novela puede ser catalogada como una lectura rápida, amena y entretenida, si se indaga en ella se puede reconocer que el estado de Viktor, obsesionado con su hija e inseguro de su memoria y de sus alrededores, expone lo que el dolor de perder a un ser querido puede generar en una persona.
Es un relato desafiante, con capítulos cortos que alimentan la adicción por resolver el misterio planteado. Son los trastornos psicológicos y el protagonismo de la esquizofrenia en la historia lo que crean nuevas incertidumbres y permiten que se cultiven las sospechas sobre los juegos de la mente.