Los hinchas de Riestra trataban de disimular la angustia en los minutos finales. Cantaban, pero no se animaban a soltar toda la euforia, porque River amenazaba con aproximaciones y el fantasma de la última derrota frente a Racing, en el sexto minuto de descuento, acechaba. Hasta que llegó el penal indiscutido del final, la definición precisa de Banegas contra el palo y el delirio por el 2 a 0 y el tercer triunfo frente a equipos grandes desde que llegó a Primera. En la misma cancha, Riestra ya había derrotado a Independiente y a San Lorenzo. 

River, por su parte, volvió a mostrar poca energía para torcer el partido, sobre todo después de que su rival se pusiera en ventaja. Se repitió en intentos que nunca llegaron a complicar al arquero Arce y terminó con una imagen muy pobre. 

En la primera parte, sin jugar bien, el equipo de Demichelis se había mostrado un poco más audaz que el rival, pero extrañaba demasiado al colombiano Borja, ese delantero que es capaz de generar jugadas de riesgo con pocas herramientas. Riestra, por su parte, aparecía extremadamente cauteloso. 

En cambio, en el segundo tiempo, los de Fabbiani fueron empujando a River con centros y pelotazos cruzados que complicaban demasiado a los centrales visitantes. Y así llegó la apertura del marcador, con un centro desde la derecha y un cabezazo preciso de Alan Barrionuevo. Al ratito, Riestra pudo haber ampliado, con una pelota que pegó en el travesaño de Centurión y, cuando ya se jugaba el descuento, llegó el segundo, con la definición certera de Banegas, en el penal. 

Para Riestra, es tiempo de festejos. Para River, la hora de la reflexión.