Uno de los poemas emblemáticos de Mario Benedetti comienza de esta manera: Seré curioso, señor Ministro: ¿de que se ríe? Es que Hernán Lorenzino, quien formalmente figura como ministro de Economía confesó por televisión que se ríe mucho cuando ve la cotización del dólar negro. Una vez más lo caracterizó como un mercado ilegal y marginal sin ningún tipo de incidencia. Es increíble que Lorenzino se ría de un dólar paralelo que está alrededor de los 9 pesos y que mantiene una brecha de casi el 70% con el dólar oficial.

No puedo entender porque le causa tanta gracia un dólar que no pueden dominar y que necesitan como el agua para que le cierren las cuentas. Tan cierto es esto que ese dólar que le provoca hilaridad al ministro es el que los empujó a abandonar el proyecto de pesificación, que era una de las formas de soberanía nacional, para pasar de un volantazo a un blanqueo colosal y derechista que le abre las puertas a todo tipo de delincuentes. Comprendo que se rían los que tienen fortunas en negro producto de las coimas, la evasión, el narcotráfico o todo tipo de lavado, pero no entiendo cual es el negocio de Lorenzino y de la Argentina.

Seré curioso, señor Ministro: ¿De que se ríe? ¿Del drama de casi 5 millones de pibes argentinos que sufren la pobreza cotidiana? ¿Leyó el informe del Observatorio Social de la UCA que dice que la pobreza afecta al 39% de los habitantes menores de 18 años? ¿De los mas de dos millones de indigentes que no pueden comprar ni la canasta alimentaria? ¿De los 11 millones de pobres?

Seré curioso, señor Ministro: ¿De que se ríe? Tal vez de los casi 3 millones de hermanos argentinos que tienen problemas de trabajo? Del crecimiento de la desocupación y la subocupación al 8%? Y le aclaro que estas cifras son las que oficialmente proporciona el INDEC. No son inventos destituyentes de consultoras privadas al servicio de las corporaciones. ¿Eso le despierta sonrisas o carcajadas? Hablo de gente concreta, de carne y hueso, no de números que han perdido el trabajo en un país que hace 10 años gobierna su proyecto y en el que usted ocupa una de las carteras mas importantes: la de economía. ¿O tal vez piensa que la pobreza, la indigencia, la desocupación, la inequidad social de la distribución de la riqueza, los ingresos miserables de los jubilados no tienen nada que ver con su trabajo?
Seré curioso, señor Ministro: ¿De que se ríe? Está feliz porque vive en un frasco o se autoengaña con el relato mentiroso que responsabiliza de todos los males al periodismo independiente o a la justicia o al campo, o a la oposición o a cualquiera que no sean uastedes. Si tiene un minuto entre risa y risa, sería bueno, señor Ministro que reflexionara sobre estas cosas. Con tanto argentino en la lona, yo no podría dormir tranquilo. Y mucho menos provocar de esa manera, en la cara de los que padecen y que muchas veces lloran por su culpa y por la del gobierno que usted integra.

Seré curioso, señor Ministro: ¿De que se ríe?. La caída a pique de la construcción y la actividad inmobiliaria producto del cepo cambiario, ¿Es una maldición del imperialismo, una tormenta que nos mandó dios o una decisión nefasta tomada por ustedes? Disculpe que pregunte, pero es mi trabajo. Ya se que usted no puede contestar preguntas elementales como la que le hizo la periodista griega que todavía no sale de su asombro. No le preguntó una formula matemática compleja ni una proyección del producto bruto de Chilecito para el 2015. Fue simple y directa: ¿Cuál es el porcentaje de la inflación? Y usted no supo, no pudo o no quiso responder. Tartamudeó, sudó frío y como un pollo mojado, cortó la entrevista y dijo que quería irse. Se le borró la sonrisa que dice tener ahora, señor Ministro.

¿De que se ríe? De la velocidad en la que viaja con su moto de alta gama y cilindrada como la de Amado Boudou? ¿De cómo le recortan sus funciones Axel Kiciloff o Guillermo Moreno? No quiero ni pensar, señor Ministro, que se este riendo de nosotros, de los ciudadanos que le pagamos el sueldo y sus jugosos viáticos. No quiero ni pensar que se nos cague de risa en la cara. Que se ría con frivolidad cuando hay millones de argentinos que sufren. El poeta uruguayo Mario Benedetti, supo escribir: “En una exacta/ foto del diario/señor ministro/ del imposible/ Vi en pleno gozo y en plena euforia y en plena risa/ su rostro simple/ Aquí en la calle/ suceden cosas/ que ni siquiera/ pueden decirse/ Seré curioso/ señor ministro/ De que se ríe. Señor Lorenzino, ¿De que se ríe?