"Downton Abbey”, lujo británico
La señal Film&Arts está en la oferta básica del cable, por suerte, de manera que mucha gente tiene acceso a sus excelentes programas, por lo general de la televisión inglesa, producida o distribuida por la BBC.
La señal Film&Arts está en la oferta básica del cable, por suerte, de manera que mucha gente tiene acceso a sus excelentes programas, por lo general de la televisión inglesa, producida o distribuida por la BBC.
En estos días comienzan a repetir desde la primera temporada la serie “Downton Abbey”. Pronto estrenarán la tercera temporada, y ahora la proyectan desde el principio para quien no la haya visto antes.
Es altamente recomendable.
En el estilo de grandes producciones previas como “Los de arriba y los de abajo” en televisión, o “Gosford Park” de Robert Altman en cine, “Downton Abbey” es una reconstrucción de época que comienza a principios del siglo XX, poco antes de la Primera Guerra Mundial. Es la historia de los condes de Grantham, los Crawley, que viven en la soberana mansión que da título a la serie, y la del ejército de sirvientes que conviven con ellos.
Si bien la pieza se permite unas cuantas licencias argumentales en cuanto a la relación entre patrones y sirvientes, el producto resulta atrapante incluso para el espectador más exigente. El conde de Grantham, lord Crawley (Hugh Boneville) es un aristócrata que casó con una rica norteamericana (Elizabeth McGovern) y son felices en ese palacio con sus tres hijas mujeres, cada una con su propio temperamento.
Mientras tanto, en los pisos bajos se desarrolla otro complejo universo liderado por el mayordomo, que incluye al ama de llaves, el ayudante de cámara, la cocinera y su asistente, las mucamas, los camareros y el chofer.
La historia comienza cuando muere en el Titanic el prometido de la hija mayor, Mary (Michelle Dockery), quien iba a ser el heredero natural de la casa y el condado. Los actores no son conocidos para nosotros, salvo tal vez Elizabeth McGovern, que es norteamericana. Shirley McLaine aparece sin créditos en algunos capítulos de la segunda temporada, como la acaudalada norteamericana madre de Lady Crawley. Y la incomparable Maggie Smith como la condesa de Grantham, la madre de Lord Crawley, para quien el autor, Julian Fellowes, escribió especialmente el papel.
Pronto va a empezar la tercera temporada. Gran Bretaña va por la cuarta. Y Film&Arts, como decía más arriba, comienza a repetir la serie desde el principio. Es un programa lujoso y amable. Sólo la ropa de Lady Mary es una fuente de felicidad. “Downton Abbey” tiene algo de telenovela, es cierto. Resulta irresistible.