En el país en general y en el Area Metropolitana en particular está pasando de todo y a gran velocidad. Son muchos y muy complejos los movimientos sociales y políticos novedosos que se están produciendo. Uno de ellos, tal vez el mas importante, se lo sugerí en la columna de ayer. Le dije que tal vez este naciendo el cristinismo que parece ser una versión nueva del kirchnerismo que parió Néstor. Todo está en ciernes y nada puede asegurarse en forma definitiva pero hay algunos cambios que parece que van en ese sentido. Néstor como buen caudillo provincial del Partido Justicialista gobernó con las dos manos. Con la izquierda sobreactuó el progresismo que no tuvo durante la dictadura y logró seducir a un sector muy importante de los artistas, intelectuales, organismos de derechos humanos y cierta militancia juvenil de clase media. Y con la mano derecha se apoyó en el peronismo, aún en sus figuras más corruptas y conservadoras y las utilizó para darle gobernabilidad a su administración y masividad a sus movilizaciones.
 
Esa cara doble de Néstor Kirchner le permitió erigirse en conductor del nuevo proceso abierto después del 2001 y en líder de algo nuevo llamado kirchnerismo que no era de derecha ni de izquierda sino ambas cosas a la vez. Por eso era capaz de recibir a las Madres y Abuelas de plaza de Mayo con los brazos abiertos y al mismo tiempo construir fuertes alianzas con personajes feudales autoritarios como Gildo Insfran o Raul Otacehé y mirar para otro lado o ser cómplice de situaciones de corrupción flagrante como las protagonizadas por Ricardo Jaime. ¿Qué es lo que cambió ahora? El ala del progresismo fashion donde conviven comandantes insurreccionales de los 70 ya cerca de los 70 años con frívolos ex liberales de Alsogaray le reclamó a la presidenta Cristina Fernández que expulse a los feos, sucios y malos del pejotismo duhaldista que todavía están en el gobierno y entre los compañeros de ruta mas cercanos.
 
Los acusan de ser corruptos y conspirar para erosionar la candidatura de Cristina para el 2011. No se sabe cuando y como descubrieron algo tan grave. ¿Esos peronistas que en muchos casos trabajaron con Néstor desde la primera hora se hicieron delincuentes y destituyentes del propio gobierno que integran después de la muerte del ex presidente o lo eran de antes? Las dos alas del kirchnerismo se están reagrupando y esto es tan nuevo que muchos todavía están en el medio sin saber para donde ir. Por ahora los voceros de esta movida son Horacio Verbitsky, una especie de ministro en las sombras y Luis D’Elía quien fue vocero de lo que Néstor no quería decir directamente y que tal vez siga en ese puesto con Cristina. El periodista le viene pegando duro y parejo a Anibal Fernández, Julio Alak, Daniel Scioli, Ricardo Casal y hasta al Procurador del Tesoro de la Nación Joaquín Da Rocha. Los acusa en líneas generales de estar a la derecha del proyecto K y de aliarse con las corporaciones y en algunos casos hasta se mete en cuestiones de la vida personal y dramática de alguno de ellos.

El piquetero fue mas brutal y descarnado como es su costumbre: “Primero dijo que detrás de las gorras de la represión estaban las corbatas duhaldistas de nuestro gobierno “y provocó el desplazamiento de Sergio Lorusso, la mano derecha de Aníbal Fernández en temas de seguridad. Después fue mas a fondo. Directamente dijo que no es buchón como el marketinero Sergio Massa con la embajada norteamericana. Y responsabilizó de un complot contra Cristina a Anibal, Alak. Scioli, Macri, Duhalde y Ritondo, un verdadero seleccionado de fachos, según su mirada.

El viernes pasado la presidenta también habló sobre un intento de desestabilizarla. Y en ese mismo acto designó de apuro a Nilda Garre como ministra de Seguridad y de un plumazo le sacó el manejo de las fuerzas del orden a Aníbal Fernández. Finalmente, Luis D’Elía dijo que la conspiración en marcha es para imponer otro candidato que no es Cristina. Telegrama para Daniel Scioli. Y para todo el peronismo. ¿Nace el cristinisimo o son puros fuegos artificiales? Algo se está gestando. Se huele al respirar.

Verbitsky, D’Elía, Scioli