Miguel Gila Cuesta nació el 12 de marzo de 1919 en España. Madrileño de nacimiento y catalán de adopción.

Luchó en la Guerra Civil, en el bando republicano, logrando salvarse de un pelotón de fusilamiento porque los verdugos estaban borrachos, vivencia que le marcó para siempre y que supo aprovechar para sus poliédricos monólogos.

Comenzó su trabajo como humorista gráfico en "La Exedra'", revista editada en Salamanca por un grupo de universitarios hacia los años 1943 y 1944 y, más tarde, en La Codorniz y en Hermano Lobo; pero, según su autobiografía, el éxito le llegó en 1951, cuando actuó en Madrid como espontáneo en el teatro de Fontalba, donde contó un improvisado monólogo sobre su experiencia como voluntario en una guerra. En la década de 1950, actuó en la radio.

En 1968, fijó su residencia en Buenos Aires donde puso una compañía de teatro y fundo la revista satírica “La gallina”. Muchos lo recordarán por sus actuaciones unipersonales en el programa Sábados circulares.

Su característica principal eran diálogos al teléfono donde utilizaba la famosa muletilla “¡Qué se ponga!”
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En 1985 decidió regresar a España donde falleció en 2001 a causa de una insuficiencia respiratoria.