Lejos, en Siria, Abu Muhammad al-Julani, líder del Frente al Nusra, anunció el cambio de nombre de su organización por Jabhat Fath al-Sham (Frente para la Conquista del Levante) y su divorcio de Al-Qaeda, al cual pertenecía desde 2012. La independencia del árbol endemoniado que plantó Osama bin Laden, en momentos en que otra rama desprendida, el Daesh o Estado Islámico (EI), procura afianzarse entre los radicales islámicos, es una treta para fingir moderación en un mundo dominado por atrocidades cotidianas. De caer el Daesh en Siria y en Irak, Julani pretende capitalizar a sus desertores, según Ely Karmon, investigador del Instituto Internacional Contra el Terrorismo, de Herzliya, Israel.