La criatura todavía no tiene nombre ni formato pero tiene un objetivo único: evitar la reelección de Cristina. La mayoría de la oposición está en estado deliberativo. Los cachetazos de Catamarca y Chubut y la solidez que muestra la presidenta en las encuestas les encendió la luz de alarma.

Los principales precandidatos a presidente están convencidos de que si no inventan algún tipo de coalición muy amplia y novedosa van camino a seguir siendo oposición por 4 años mas. Nadie lo va a confesar en público. Pero Mauricio Macri dijo sin pelos en la lengua que hoy Cristina mide 40 de intención de votos y que el apenas tiene 20 puntos. Los radicales y los peronistas federales piensan lo mismo. Tienen los mismos datos.

Ven una luz de esperanza en ese 60 % que todavía no quiere ver a Cristina como presidenta hasta el 2015. Pero para que ese sector de la población se pronuncie en una segunda vuelta primero tienen que evitar que Cristina gane en la primera. Los jefes y las principales figuras partidarias están dialogando más de lo que aparece públicamente. Participan casi todos: Macri, Alfonsín, Sanz y Cobos por el radicalismo y Duhalde y Solá por el justicialismo no kirchnerista y hasta Elisa Carrió, aunque con un perfil mas bajo y según dijo sin mezclarse con narcos o corruptos.
 
La cabeza les estalla a la hora de imaginar mecanismos que permitan la confluencia de todos esos sectores detrás de una candidatura. Algunos creen que es imposible que Carrió o Alfonsín voten a Macri o a Duhalde y viceversa.

Pero si avanzaron en un acuerdo político sobre la base de defender la democracia de los ataques autoritarios y los intentos hegemónicos que condicionan y deterioran a la República. No les alcanzó para mostrarse todos juntos en una foto pero el documento que firmaron fue un paso adelante. Hay que ponerle límites a la impronta patotera y extorsiva de Hugo Moyano, los aprietes a los medios de comunicación, el mensaje de Hugo Chavez al lado de Fernando Esteche el comandante de Quebracho, el ninguneo al Congreso de la Nación, la presión e intento permanente de colocarle la camiseta partidaria a la justicia son las cosas que espantan a los opositores y que pueden unirlos por lo menos en un compromiso público de ayuda mutua. ¿Podrá traducirse en alguna fórmula compartida o servirá como mecanismo plural de control del futuro gobierno si vuelve a ganar el kirchnerismo? Hay distintas propuestas para bautizar a esa criatura en ciernes. Algunos hablan de Acuerdo Patriótico. Otros de Coalición por la Libertad.

Le tienen terror al mote de “Unión Democrática” con que seguramente van a ser atacados por el oficialismo. Aquel conglomerado unió desde los radicales hasta los comunistas para enfrentar a Perón. Y muchos aseguran que tuvo la simpatía o el financiamiento del embajador de los Estados Unidos, Spruille Braden. De allí la consigna dicotómica que se pintaba en las paredes: Braden o Perón. Hoy algunos que también bucean en la historia prefieren rescatar el nombre y el espíritu de “La Hora del Pueblo”. Estaban Ricardo Balbín y Jorge Daniel Paladino como delegado de Perón y varios partidos más. En el momento de las etiquetas quieren confrontar con aquel “Braden o Perón” y decir: “Chávez o democracia”. Y lanzar varias preguntas a la sociedad:¿Se multiplicará la intolerancia si gana Cristina?¿Profundizar el modelo sería imitar a Venezuela? ¿Nacionalizar YPF y la exportación de granos? ¿Quitarle la licencia a algunos medios de comunicación independientes?

Por ahora no hay nada cerrado. Conversaciones, negociaciones, convicción de que es el camino correcto y espíritu constructivo. Es que no les queda otra. Es como actuar en defensa propia. Por ahora hay una casi segura presidenta por 4 años más. El gran desafío es saber si la oposición podrá construir algo de igual potencia pero con signo contrario. Por eso están en asamblea permanente. ¿Podrán?