Betty o la Zarina
Pasado mañana se producirán varios hechos históricos. El más importante, por lejos, es que por primera vez una presidenta como Cristina Fernández de Kirchner asumirá su segundo mandato reelegida por el voto popular.
Pasado mañana se producirán varios hechos históricos. El más importante, por lejos, es que por primera vez una presidenta como Cristina Fernández de Kirchner asumirá su segundo mandato reelegida por el voto popular.
Y encima con casi 12 millones de sufragios que le hicieron superar el 54% de apoyo electoral. En toda América no hay antecedentes de un logro semejante.
La senadora tucumana Beatriz Liliana Rojkés de Alperovich también será protagonista de un suceso inédito. Será la primera vez que una mujer por un lado y de religión judía, por el otro, quedará en el segundo lugar de la línea sucesoria del poder en la Argentina. Esto significa lisa y llanamente que si Cristina y Amado Boudou por viaje o enfermedad no pueden ejercer la primera magistratura, el sillón de Rivadavia deberá ser ocupado por “la Betty” como le dicen lo que la adoran o por “La Zarina”, como la chicanean los que no la quieren.
A favor de “la Betty” dicen que la flamante presidenta provisional del Senado tiene una fuerte personalidad, una gran capacidad de trabajo y que supo armar una organización solidaria para ayudar a su esposo el reelecto gobernador de Tucumán José Alperovich.
En contra de “La Zarina” aseguran que su principal virtud es el verticalismo absoluto ante las órdenes de Cristina y que nunca le interesó demasiado la política pero si el poder. Como ejemplo dicen que igual que su esposo fue radical primero, duhaldista después y finalmente kirchnerista. Pero que tiene menos de una década de trayectoria dentro del peronismo y ya ocupa los principales cargos de ese partidos tanto en la provincia como a nivel nacional.
Hasta 1994 la presidencia de la Nación debía ser ejercida por una persona de religión católica apostólica romana. La reforma constitucional de aquel año eliminó ese requisito confesional de manera que este cargo puede ser desempeñado por alguien que profese cualquier religión o ninguna, algo que pertenece al fuero íntimo de cada individuo.
Es decir que Beatriz Rojkés será juzgada por los ciudadanos por su sensibilidad, honradez y capacidad para gobernar y no por su condición religiosa ni de género ni por cualquier otra.
La familia de la senadora y el gobernador está repartida por todo lo ancho del gobierno provincial y a cargo del manejo de las empresas privadas, sobre todo de la concesionaria de autos, que confirman su condición de millonarios, cosa que también los acerca a las características del matrimonio Kirchner.
Casualmente en el 2008, poco antes de que se estatizaran las AFJP apareció la lista de apellidos políticos que habían comprado dos millones de dólares. Está en esa condición tanto Néstor Kirchner como el padre y la madre de José Alperovich.
En las últimas elecciones, el gobernador sacó casi el 70% de los votos y barrió prácticamente con toda la oposición externa e interna de su partido. Porque la diputada Stella Maris Córdoba, hasta hace un tiempo de mucha llegada al despacho de Cristina tuvo una muy floja actuación. Ella, amiga de Hebe Bonafini y de Martin Sabatella fue muy dura para calificar a Alperovich. Dijo textualmente que “se disfraza de kirchnerista y se rodea de bussistas. Promueve a sus socios políticos del gobierno militar”. Son palabras lapidarias que también involucran a la senadora que ya dijo que su relación con “la doctora Kirchner” es de “incondicionalidad”. Lealtad absoluta.
¿Es Beatriz Rojkés una señal? Stella Maris Córdoba, durante la campaña, se apareció en las puertas del canal 10 de Tucumán y exigió, acompañada por un abogado y un escribano, que le permitieran defenderse ante las cámaras. El interventor del canal llamó al gobernador y del otro lado recibió la autorización. Ella dijo que Alperovich había armado un monopolio estatal de medios en el que solo se hacía propaganda oficialista.
Corajuda la diputada, sin quererlo, deschavó otra coincidencia entre Beatriz y Cristina: el desprecio por el periodismo. En este plano y en todos los planos empieza una nueva etapa de 4 años. Y siempre que arranca algo nuevo, se renueva la esperanza. Siempre hay tiempo para cambiar lo malo y consolidar lo bueno. Que así sea.