Bolivia busca el camino perdido
BoliviLa selección boliviana de fútbol estuvo una sola vez en el Olimpo del fútbol de Suramérica en 1963 y luego ocupó un segundo lugar en 1997, en ambos casos cuando fue anfitriona de la Copa América. Entonces, Bolivia tocó el cielo, aunque en medio de la euforia perdió la brújula para volver a la cima.
BoliviLa selección boliviana de fútbol estuvo una sola vez en el Olimpo del fútbol de Suramérica en 1963 y luego ocupó un segundo lugar en 1997, en ambos casos cuando fue anfitriona de la Copa América. Entonces, Bolivia tocó el cielo, aunque en medio de la euforia perdió la brújula para volver a la cima.
Esos logros, junto con la clasificación al Mundial de Estados Unidos de 1994, han marcado con hierro la memoria de los bolivianos que con cada nueva selección y técnico reavivan sus esperanzas de volver a hallar ese camino para destacar en el fútbol suramericano, aunque en la práctica han hecho muy poco para reconstruir su fútbol.
Para ilustrar el profundo arraigo de la selección de los jugadores de esa época, entre ellos Marco Antonio Etcheverry, Julio César Baldivieso y Erwín Sánchez, los aficionados volvieron en marzo a abarrotar los estadios de varias ciudades para asistir a los partidos solidarios del equipo a favor de los damnificados por las lluvias.
En paralelo, el seleccionador actual, el argentino naturalizado boliviano Gustavo Quinteros, también ex jugador de la selección de los 90, preparaba al nuevo equipo en la ciudad de Santa Cruz (este) para el debut en la próxima Copa América, ante la anfitriona Argentina, aunque despertando poco entusiasmo de hinchas y la prensa.
Después de 1997, la crisis del fútbol boliviano ha sido cada vez más patente. En los torneos de Copa América de 1999, 2004 y 2007, Bolivia fue eliminada en primera ronda tras haber logrado dos empates, mientras que en el de 2001 corrió la misma suerte al encajar tres derrotas, sin contar las no menos decepcionantes actuaciones en las eliminatorias mundialistas y de los clubes bolivianos en torneos internacionales.
“Nos hemos dormido sobre nuestro laureles. Esa es la realidad”, afirmó a Efe el columnista y escritor deportivo Tito de la Viña para graficar el decaimiento que vive el fútbol de Bolivia después del subcampeonato de 1997 logrado al mando del técnico español Antonio López, quien tres años antes fue ayudante de su compatriota Xabier Azkargorta, forjador de la clasificación al Mundial de 1994.
De la Viña culpa del bajón a los dirigentes y gobernantes porque incumplieron su promesa de mejorar las condiciones de infraestructura deportiva, los campeonatos, la promoción de juveniles y nuevas figuras. El excapitán y excaudillo de la selección Baldivieso coincide, según dijo a Efe, en que los “jugadores han hecho todo lo que han podido en la cancha, pero siempre fallan los dirigentes”.
El “Talón de Aquiles” parece estar en que el fútbol nacional tiene tres cabezas, sin coordinación: La Federación Boliviana de Fútbol se ocupa de la selección, la Liga Profesional controla a los equipos y la Asociación de Fútbol que domina la segunda división. La crisis es tal que el patrimonio de la federación estuvo a punto de ser subastado por no pagar sus tributos.
Todo ello parece explicar por qué la selección boliviana ocupa actualmente el puesto 96 en la clasificación de la FIFA después de haber llegado en 1997 a la posición 18.
El descuido en la preparación de jugadores que alimenten a la selección también es evidente en la eliminación en primera ronda de los tres equipos en la actual Copa Libertadores de América: Bolívar, Wilstermann y Oriente Petrolero, que mostraron un nivel pobre.
La preparación del equipo encarada por Quinteros no invita al optimismo porque ha sido corta con una mayoría de jugadores con altibajos que no logran descollar, salvo excepciones como la de los atacantes Marcelo Martins del Shakhtar ucraniano, Ricardo Pedriel del Sivasspor turco y Juan Carlos Arce y Jhasmani Campos de Oriente Petrolero, que pueden brillar con luz propia en la Copa América.
No obstante, Quinteros tiene a su favor conocer la idiosincrasia de los jugadores nativos y haber sido el más exitoso entrenador en torneos domésticos de los últimos años: logró los campeonatos con Blooming (2005), Bolívar (2009) y Oriente Petrolero (2010).
Su prueba de fuego consistirá en demostrar que puede conducir la selección en la Copa América en el grupo de Argentina, Colombia y Costa Rica (que sustituye a Japón), equipos que reducen las chances de Bolivia, al punto que De la Viña asegura que “si nos atenemos a los antecedentes prácticamente estaríamos eliminados en la primera ronda”.
En esa perspectiva, parece que Quinteros tratará de responder a las expectativas, pero en la intimidad puede estar apuntando a formar un equipo sólido con la vista puesta en las próximas eliminatorias del Mundial Brasil 2014.
Javier Aliaga.