CGT K
La fractura expuesta de la CGT es otro triunfo de Cristina. Se podrá decir que es una victoria a lo pirro pero lo cierto es que la presidenta logró su objetivo. Quiso cortarle la cabeza a Hugo Moyano y, si bien no lo logró completamente, redujo sensiblemente el poder del camionero.
La fractura expuesta de la CGT es otro triunfo de Cristina. Se podrá decir que es una victoria a lo pirro pero lo cierto es que la presidenta logró su objetivo. Quiso cortarle la cabeza a Hugo Moyano y, si bien no lo logró completamente, redujo sensiblemente el poder del camionero.
Quiso construir una CGT domesticada a su medida y pronto tendrá al metalúrgico Antonio Caló para servirle. No hay casi antecedentes en la historia del movimiento obrero con una atomización semejante de cinco centrales sindicales. La mitad de la biblioteca dice que ese nivel de fragmentación favorece al gobierno y a los patrones porque van a negociar con organizaciones sindicales notoriamente debilitadas.
Y la otra mitad, dice todo lo contrario. Que como se vienen tiempos de conflictos laborales por la fuerte desaceleración de la economía, cada central sindical va a pujar por ser más combativa para defender sus derechos y que eso va a potenciar las luchas callejeras, los paros y las protestas. Si esto último se verifica, Hugo Moyano irá creciendo con el tiempo. Será en forma proporcional. Mientras mas suspensiones, despidos e inflación haya, mayor será el poder de convocatoria y de daño de la CGT de Hugo Moyano.
Mañana será reelegido por 4 años más. Su trayectoria contra las privatizaciones, contra el neoliberalismo de Carlos Menem y contra las leyes antiobreras y corruptas de la Banelco lo ha entrenado más para el combate que para el acuerdo de cúpulas. Así surgió al escenario político. Con aquel legendario Movimiento de Trabajadores Argentino, codo a codo en la calle con Víctor de Gennaro en la CTA y hasta la Federación Agraria de Eduardo Buzzi.
Fueron el dique de contención al remate del país al mejor postor. Muchos de los burócratas sindicales menemistas, millonarios y propatronales que se enriquecieron con Menem hoy apoyan a Cristina. Parece contradictorio para un proyecto que se dice nacional y popular. Pero basta ver a personajes como Oscar Lescano o Armando Cavallieri poniendo la cara contra Moyano para comprobar que son funcionales a los deseos de Cristina. Hablo de dos dirigentes que además, se fueron hace 3 años de la CGT por su propia voluntad.
Hoy lo dice una solicitada de la actual conducción cegetista. Y denuncia algo realmente vergonzoso. Dice que el ministro de trabajo, Carlos Tomada, en su apuro por perjudicar a Moyano y favorecer el parto de la CGT K resolvió entre otras cuestiones insólitas que José Pedraza, Juan José Zanola y José Rodríguez integren el Consejo Directivo. Pedraza, es el jerarca ferroviario que está preso acusado del asesinato del joven militante de izquierda Mariano Ferreyra. Zanola fue excarcelado pero pidió licencia en su gremio bancario al que ya no lo podía conducir y el mecánico Rodríguez ha fallecido.
Son solamente algunas muestras de la improvisación y el apuro por cumplir los deseos de la presidenta violando la independencia de los trabajadores para organizarse como ellos quieran. En otro párrafo de esa solicitada los moyanistas dicen que apoyaron y seguirán apoyando las medidas de este gobierno mientras sean a favor de los trabajadores, pero que no van a dejar de reclamar por sus legítimos derechos. No aceptan que se los califique como opositores.
Dicen que opositores son “los alcahuetes que en su obsecuencia no le dicen al gobernante lo que realmente piensan”. Comienza una nueva etapa en las relaciones entre los representantes de los trabajadores y el gobierno de Cristina. Antonio Caló al frente de la CGT K será una especie de ministro del gobierno de Cristina y disfrutará del calorcito que suelen dar con prebendas todos los oficialismos. Hugo Moyano volvió al llano. Perdió muchas ventajas en el camino pero otra vez está en el campo de batalla.
La historia dice que cada vez que se rompió la CGT pasó lo mismo con el Partido Justicialista. ¿Esta división obrera anticipa la que viene entre Cristina y Scioli? La presidenta consiguió enviar una señal clara. Los que se atrevan a enfrentar su verticalismo mandón recibirán el mismo castigo que Daniel Scioli y Hugo Moyano. La presidenta tiene dos problemas. Uno es que, por ahora, no tiene reelección y eso debilitará su poder. Y el segundo es que si bien hirió al gobernador y al camionero no logró matarlos políticamente. Y el dicho popular es bien claro: todo lo que no te mata te fortalece.