Che pibe, vení, votá
No tengo una posición cerrada sobre el tema pero algunas cosas aparecen con mucha claridad. Trato de abrir la cabeza y escuchar todos los argumentos a favor y en contra.
No tengo una posición cerrada sobre el tema pero algunas cosas aparecen con mucha claridad. Trato de abrir la cabeza y escuchar todos los argumentos a favor y en contra.
El debate para que los chicos de 16 años puedan votar para elegir al presidente de la Nación ya está en pleno desarrollo. A esta altura estoy seguro que el gobierno nacional se mueve por pura especulación electoralista. Es una maniobra para forzar lo mas rápido posible algo que el oficialismo cree que lo va a beneficiar en las urnas. Eso aparece en forma contundente. Si les interesara el tema de fondo, es decir darle mas derechos y obligaciones a los pibes, no se moverían con tanto apuro para que el mecanismo entre en vigencia lo antes posible.
Quieren sacar la ley aprovechando las mayorías parlamentarias y hacerlo a paso redoblado y tambor batiente. Yo estoy de acuerdo en que los pibes de 16 años voten. Pero no me gusta que los gobiernos modifiquen las reglas del juego durante el juego. Discutir a fondo y con seriedad el tema y estudiar la posibilidad de implementarlo después del 2015 sería lo ideal para sacarlo de la pelea electoral.
Para que nadie saque ventajas de un tema tan profundo que debe apuntar a mejorar la calidad de la democracia, a abrir las puertas a la juventud y a comprometerlos en el futuro del país. No hay que quedarse en el chiquitaje de mirar las encuestas y ver a quien van a votar los jóvenes. Además, nadie sabe bien a quien van a votar hasta que voten. Y eso no debería formar parte del debate. Como corresponde, que los jóvenes voten a quien se les de la gana.
Se que la edad es absolutamente arbitraria, como dijo aquí la doctora Vilma Ibarra. ¿Por qué no a los 15 o a los 17? Pero tengo claro que no generaría ningún daño a nadie la incorporación de esta franja al voto obligatorio a presidente. Por el contrario, creo que sería positivo. Traería sangre nueva, aire fresco, renovación.
Los que ya están interesados en la política podrán canalizar sus inquietudes y los que no, tendrán una inmejorable ocasión para meterse en la actividad más importante que tiene un ciudadano. No hay mejor sociedad sin mejores políticos. No hay mejores partidos sin mejores ciudadanos.
Creo que el derecho a votar debe estar acompañado de otros derechos. Hay más de 700 mil jóvenes que ni trabajan ni estudian. El 10% de los jóvenes está por debajo de la línea de indigencia, es decir, que muchos de ellos pasan hambre en el país de los alimentos. Gran parte de los jóvenes viven hacinados en las 811 villas miserias que hay en el Conurbano bonaerense y acosados por ese asesino serial que se llama Paco. En eso creo. En generar las condiciones de justicia social necesarias para que todos los jóvenes puedan ejercer sus derechos republicanos.
No me asusta que vote un chico de 16 años. Por el contrario, me asusta como votan muchos adultos. La diferencia en la calidad del voto no pasa por la edad. Pasa por la conciencia democrática, por el compromiso social, por la fuerza solidaria que cada uno cultive en su propia vida. Hay irresponsables de todas las edades. Y hay personas maduras a los 16 años. Habrá que adecuar toda la legislación. Revisar algunos pactos internacionales. Poner en marcha mecanismos de consulta directa. Todo eso lleva su tiempo. Nada justifica el apuro ni hacerlo de prepo.
El debate ya empezó. No lo abortemos antes de que florezca en toda su dimensión. No lo digo demagógicamente. Creo en los jóvenes como evolución permanente de la vida en todos los planos. Hay una anécdota muy gráfica que se cuenta de la historia. Sobre una piedra, en unas ruinas arqueológicas de la antigua Babilonia, descubrieron el siguiente texto: con esta juventud, la humanidad no tiene futuro. Falta agregar que había sido escrito hace 4.000 años. Ya en esa época se decía: Che pibe, vení, vota… Si vota, pero después del 2015. No hay apuro ni urgencias. Vamos más lento pero seguro.