Agustín Rossi, conocido como “El Chivo”, al igual que Daniel Filmus, cuenta con Cristina Fernández como una poderosa arma de doble filo. Por un lado la presidenta tiene una gran potencia electoral porque en Santa Fé tiene una intención de voto superior a la de Rossi y eso lo ayuda a crecer. Pero, simultáneamente, la jefa del estado no ha sido nada generosa con el leal jefe del bloque de diputados nacionales oficialistas. Primero porque en las internas abiertas el gobierno nacional apoyó a Rafael Bielsa que salió tercero y con 78 mil votos menos. Después, porque le armó la lista de candidatos a diputados nacionales con el mismo criterio centralista que no repara en la representatividad de las personas y que solo valora el dedo de Cristina. Fue brutal la manera en que quedaron afuera de esa lista Alejandro, el mismísimo hermano de Agustín y el sindicalista Juan Carlos Schmidt. Ambos tuvieron una lealtad a toda prueba y demostraron argumentos sólidos a la hora de defender las políticas nacionales. Sin embargo les cortaron la cabeza y Rossi no pudo decir ni mu. Esa actitud repetida en todo el país consolida la autoridad de Cristina pero siembra los distritos de desencantos y quejas y muchas veces entran jóvenes desconocidos sin trayectoria por el solo hecho de pertenecer a La Cámpora y quedan afuera otros dirigentes de mucha trayectoria. Eso también devalúa la autoridad y la independencia del candidato local. Es el mismo problema que padeció Filmus. En Santa Fe, Agustín Rossi, con una actitud y una fe inquebrantable tiene otros problemas adicionales. Si bien los dirigentes del peronismo se unieron detrás de su candidatura, una porción de los votantes están identificados con la frase de Reutemann, el jefe territorial del peronismo que dijo con un manejo impresionante de los tiempos: “Yo nunca fui kirchnerista”. El otro gran problema de Rossi es que tuvo que poner la cara por el gobierno nacional durante la batalla contra el campo que es una de las principales fuentes de riqueza en la provincia. Puso la cara y recibió cachetazos, escraches y por eso tuvo que arrancar desde muy abajo para recuperar simpatías y apoyo popular. Y en parte lo logró. Todo el peronismo sacó 665 mil votos en la interna abierta y obligatoria. No es poco después de haber caído tanto. Ayer la presidenta fue tardíamente a respaldar su candidatura. Una vez más utilizó la inauguración de obras que realizó la provincia y una empresa privada para criticar en la cara al gobernador Hermes Binner. Le dijo que Santa Fe creció menos que la media nacional. Binner hoy la trató de desinformada y Rossi salió con los tapones de punta y dijo que Binner era mentiroso y canalla y no estaba hablando de fútbol. Santa Fe está que arde.
Hay varias preguntas que las urnas van a responder este domingo. Hay que esperar el escrutinio para despejar algunas incógnitas claves. Por ejemplo: ¿El vigoroso crecimiento del consumo y la recuperación económica de los productores agropecuarios será suficiente para que olviden las humillaciones de la 125? ¿Los chacareros todavía tienen facturas que pasarle al kirchnerismo por el maltrato de hace tres años? ¿Quién se perjudicará si eso es asi? ¿Rossi este domingo o Cristina el 14 de agosto? A esta altura está claro que Carlos Reutemann tiene su corazoncito con Miguel del Sel y Osvaldo Salomón. Rossi hizo un esfuerzo descomunal. Puso toda la carne en el asador. Avanzó bastante pese a los vientos opositores adversos y al fuego amigo. Hay que ver si los santafesinos quieren volver a tener un gobierno peronista como ocurrió siempre desde el retorno de la democracia con la excepción de estos últimos cuatro años. El Chivo tiene al Tigre a su favor: Héctor Cavallero es un candidato a intendente que ya gobernó Rosario y dejó una buena imagen. Hay que sumarle la gran capacidad de movilización del Movimiento Evita que lidera Gerardo Rico. En el cierre de campaña que hizo Agustín Rossi con los trabajadores de la cultura, Ricardo Forster, como invitado, criticó al oficialismo provincial y dijo que “se dicen herederos del socialismo pero son funcionales al poder retrógado y jamás se atreven a enfrentarlo”. Este domingo se terminan las palabras y hablan las urnas.