Coppola no nos quiere
Finalmente vi Tetro, la película que Francis Ford Coppola filmó en la Argentina.
Finalmente vi “Tetro”, la película que Francis Ford Coppola filmó en la Argentina. Aunque nunca se estrenó en el circuito comercial, la dan a menudo en los canales premium del cable. Finalmente la vi. Blanco y negro, sin subtítulos. Tenía curiosidad por ver en especial a los argentinos: Mike Amigorena, que adquirió un especial prestigio por ser el primer seleccionado por el gran director. Leticia Bredice, Sofía Castiglione, Rodrigo de la Serna: los habíamos mirado con devoción el día de la conferencia de prensa: eran los elegidos de Dios.
Comenzó la película pero tardé mucho tiempo en entrar; veía con claridad lo que pasaba (joven marino hace escala en Buenos Aires y se queda para encontrar a su hermano mayor), pero algo más potente que la historia, más fuerte que ese dramático y lujoso blanco y negro, algo como una mano misteriosa me impedía el paso y me dejaba atrás, un poco humillada, un poco ofendida.
Qué fea se ve Buenos Aires. Oscura y vieja.
Recordé que Coppola tuvo un desafortunado incidente en Buenos Aires: le robaron sus cosas. Posiblemente eso influyó. Una famosa actriz me dijo una vez: “no puede sacarte bonita el fotógrafo que no te quiere”. Coppola no nos quiere.
No reconocí de entrada a Maribel Verdú, la mujer del hermano, la que recibe al joven marino. Pero en una escena que no sé cómo definir, se pone a bailar delante del chico (20 añitos) vistiendo sólo una breve malla. Acaba de conocerlo, y aunque le sonríe como la más jovial de las cuñadas, el baile en sí con poca ropa es de una incómoda sensualidad. No conozo muchas actrices argentinas que se sientan tan cómodas con su propio cuerpo, pero todavía no entiendo la escena.
El chico, Alden Ehrenreich, es una especie de joven Leonardo Di Caprio, y lejos el mejor actor de la película. Vincent Gallo, con inexplicable mechón batido, parece desesperado por parecerse a Sean Penn. Los argentinos me dieron una enorme tristeza. Rodrigo de la Serna disfrazado de malevo de carnaval, con bigotito, y Erica Rivas, desmechada y gritona, juegan una escena de sainete trasnochada e inverosímil. Mike Amigorena hace un patético número de vodevil con Leticia Bredice, que al menos es hermosa.
Todo el mundo tiene derecho a ganarse la vida, lo tengo claro.
Hay largos tramos de la película que parecen agregados con el sólo propósito de llenar el espacio y sacarse el problema de encima; se hace el debido aporte a la corrección política con el homenaje a la Patagonia y la inclusión de la radio La Colifata; los raccontos del pasado y las escenas de ópera y ballet aparecen en color, lo que enfatiza el clima de confusión y estudiantina.
Lamentablemente, la historia familiar no me interesó en absoluto. Pero en algún lugar recóndito de la cámara estaba Coppola, sin duda, puesto que a pesar de todo no pude dejar de verla hasta el final.
Cecilia Absatz
https://www.youtube.com/watch?v=XJ_XTIsMKig