Vale la pena analizar el discurso de la presidenta de ayer cuando criticó la falta de responsabilidad de algunos sectores sindicales. Es interesante estudiar las palabras de Cristina Fernández y tratar de entender porque las dijo y hacia quien iban dirigidas. En lo conceptual me parecieron posturas impecables.

Le diría que comparto gran parte de lo que dijo respecto a lo que debe ser una lucha gremial. Pero hay un detalle: con sus actitudes el gobierno muestra un doble discurso porque tolera y fomenta algunos desbordes de bloqueos extorsivos que , recién cuando se vuelven en su contra como un boomerang, generan el rechazo. La ley debe ser pareja para todos. Le explico: los bloqueos y los cortes de ruta son negativos y están fuera de la ley más allá de quienes apliquen esas presiones.

Es igualmente malo para la convivencia pacífica si lo hacen los sectores que simpatizan con el gobierno como los que critican al gobierno. El piquete que no permite la circulación en las calles o que clausura el ingreso o salida de trabajadores o vehículos de cualquier empresa no es un mecanismo legal. Bienvenidas las protestas gremiales y los reclamos de los trabajadores por mejores condiciones y mayores salarios.

Eso es constitucional y hace a la salud democrática. Sirve para evitar los abusos y la explotación de algunas patronales. Para eso están previstos trabajos a reglamento, paros, movilizaciones. Pero la patoteada del bloqueo deja de ser un reclamo permitido y pasa a la categoría de apriete violento.
 
La presidenta dijo con toda razón que el mejor sindicalista es el que más conflictos soluciona y no el que más conflictos genera. Que hay que tener responsabilidad y legalidad en los reclamos. Al parecer sin nombrarlos, Cristina les apuntó a todos los gremialistas. A Hugo Moyano le cabe el sayo porque lo que disparó el tema fue la actitud de la CGT San Lorenzo que reporta al líder camionero y el problema que desataron en algunos puertos de Santa Fe.

A Luis Barrionuevo y su CGT Azul y Blanca estuvieron dirigidas las criticas contra los que fueron muy tolerantes durante los 90 y ahora, de repente, se hicieron combativos. A la CTA estuvo dirigido el pedido de que no enfrenten a “este gobierno nacional y popular” de la misma manera que lucharon contra el neoliberalismo menemista.

Como puede verse cobraron todos. Está bien que Cristina rechace el bloqueo de los puertos en Santa Fe que causaron pérdidas millonarias. Esta bien que piense que los tercerizados del ferrocarril no deberían cortar las vías. Pero esta mal que no diga una palabra cuando los camiones de Moyano bloquean una empresa, un supermercado o no permiten que se repartan los diarios. La pelea por el salario, la lucha por la defensa de los trabajadores debe ser corajuda y audaz pero legal, pacífica y equilibrada.
 
Si el gobierno no permitiera, por ejemplo, que el canciller Timerman apoyara hasta con su presencia los bloqueos que medio centenar de personas hacen contra Clarín o La Nación tendría mas autoridad moral para criticar los bloqueos cuando afectan a empresas ligadas al gobierno o que pertenecen al propio estado. Predicar con el ejemplo es el mejor camino.

A las palabras se las lleva el viento. Como peronista, Cristina debería saber que la única verdad es la realidad y que esa realidad muestra que al gobierno no le molestan todos los bloqueos por igual. Y ese es su pecado original. Si la ley es pareja para todos es una ley verdadera. Si la ley es solo para los enemigos la justicia se saca la venda.

Moyano, Barrionuevo, Cristina