Hoy se cumplen dos años de la aprobación de la Ley de Medios Audiovisuales. Gran parte ya se está aplicando.

Políticamente tuvo menos impacto del esperado por los oficialistas mas fanáticos por un par de medidas cautelares interpuestas por el grupo Clarín. La más importante es sobre el artículo 161 que los obliga a vender canal 13 o TN. No es lo único que cambia, por supuesto, pero es lo más relevante y una forma de simplificar periodísticamente algo tan complejo.

Le doy un dato clave: actualmente hay 200 licencias nuevas de televisión que están en concurso y que podrán empezar a operar en las próximas semanas. La mitad serán para operadores privados y las 110 restantes para Organizaciones No Gubernamentales y medios comunitarios sin fines de lucro. Estamos a una semana de que la televisión argentina cumpla 60 años y esto es un cambio realmente revolucionario. Igual que la televisión digital.

Gabriel Mariotto fue uno de los mariscales del triunfo que significó para el gobierno sancionar esta norma por amplia mayoría y dejar atrás para siempre la nefasta reglamentación de la dictadura que fue emparchada durante el menemismo.

Ayer Mariotto, en su tarea militante dijo que “Los monopolios no resisten 3 gobiernos populares seguidos”. Un juego de palabras sobre aquellas que la clase política decía: ningún gobierno resiste tres tapas negativas de Clarín.

Sobre la ley sigo pensando lo mismo que hace dos años. Estoy de acuerdo con la gran mayoría de sus artículos redactados por varios de los profesionales que mas conocen del tema. Creo que es positivo todo lo que apunte a la multiplicación de voces y a la horizontalización democrática de la comunicación. Nunca son buenos los discursos únicos ni los monopolios de ningún tipo. Abrir todas las ventanas posibles le da mas aire libre al sistema republicano y le permiten respirar mejor.

Con la misma honestidad intelectual debo decirle que estoy decididamente en contra en varias cosas de la ley pero, fundamentalmente, en una: el organismo de control no debe estar en el Poder Ejecutivo. Además, sospecho que el kirchnerismo más que aumentar la libertad de expresión quieren quiere aumentar el control sobre los medios y los periodistas independientes.

Hubiera sido un extraordinario paso adelante que el Congreso de la Nación fuera el responsable de decidir sobre los medios. Es donde más pluralmente estamos representados los argentinos de todos los colores. Sería una manera de evitar que cualquier gobierno utilizara ese organismo para castigar a los periodistas y para premiar a los militantes. Y no lo digo solo por este gobierno. Todos los gobiernos quieren congelar a los críticos y potenciar a los amigos. De aquellos encarnizados debates a esta realidad hay un solo cambio. Hay una ley y hay que respetarla.

Soy profundamente respetuoso de la ley. Una vez que se resuelvan los amparos o que la Corte Suprema de Justicia fije su posición se terminará la discusión. “Dentro de la ley todo”, decía Juan Domingo Perón. De la misma manera que creo que todos los ciudadanos y las empresas deben respetar la ley pienso lo mismo y con mas razón, del gobierno nacional.

La administración de Cristina Fernández está desobedeciendo nada menos que a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Y eso genera un conflicto de poderes. Es como burlarse de otro de los poderes y de todos los ciudadanos que respetan la ley.

En marzo, después de 5 años de litigio la Corte respaldó una demanda de la editorial Perfil por falta de ecuanimidad en la distribución de la pauta publicitaria oficial. El más alto tribunal de la Argentina, presidido por el doctor Ricardo Lorenzetti ordenó al gobierno que terminara con esa actitud discriminatoria. Pero el gobierno ignoró olímpicamente esa orden. Todo lo contrario, colocaron en el diario algunos avisos menores que encima, por su contenido, fueron provocaciones hacia la editorial.

En un estado constitucional de derecho, hay que ser esclavos de la ley. No se puede tirar a la basura lo que ordena la Corte Suprema. Sin embargo la revista Noticias, por ejemplo, no recibió un solo aviso.

Semanarios que venden infinitamente menos ejemplares como Debate o la revista Veintitrés, de clara orientación oficialista recibieron 13 y 16 avisos respectivamente. Es solo un ejemplo práctico de cómo funciona la cosa. Eso es convertir el dinero de todos los argentinos en un látigo para algunos y una zanahoria para otros.

Desafiar a la Corte o insubordinarse también es una forma de ser destituyente. El gobierno debe dar el ejemplo y cumplir con la ley. Eso le dará mucha mas autoridad (además de la legitimidad que le dan los votos) para reclamar que todos la cumplan. Ya se dijo y vale la pena repetirlo: dentro de la ley, todo; fuera de la ley nada. La ley está para cumplirla. La ley debe ser pareja para todos. Y todas.