Eduardo Fellner, el presidente de la Cámara de Diputados, se ligó un reto de la presidenta pero a cambio recibió una primicia encubierta: Cristina ya decidió ser candidata a la reelección. En el medio de una charla, Fellner le comentó a Cristina Fernández que estaba dudando sobre si presentarse o no para volver a ser gobernador de Jujuy.
 
Le dijo que estaba medio cansado, que no lo tenía muy claro. La presidente se paró y lo amonestó: “Mirá Eduardo, estos no son momentos para sacarle el cuerpo a las responsabilidades. Estamos en un momento clave de la historia. No podemos permitir que todo lo que hicimos caiga en saco roto”. Fellner se fue de Olivos con un tesoro preciado y no pudo contender su ansiedad. Contó la charla en una reunión que tuvo en diputados.

Ayer, cuando Cristina dijo la frase con la que hoy titulan casi todos los diarios, aquella confesión en privado cobró otra fuerza. “Me desvela que este esfuerzo colectivo, personal y familiar caiga en saco roto”. Utilizó hasta la misma figura: saco roto. Y fue más explícita aún. Habló del sueño que empezó hace 8 años y que nada le interesaba más que ampliar y profundizar el modelo. Quien quiera oír que oiga. Fueron palabras dichas por cadena nacional realizadas casi bajo juramento.

Planteó que esa continuidad es su principal compromiso con quien ya no está. Una especie de ofrenda a Néstor Kirchner a seis meses de su muerte. Como si esto fuera poco, el único gran obstáculo para su candidatura estuvo en el Parque Lezama más militante que nunca. Tiene nombre y apellido: Florencia Kirchner. Ella fue la que apenas muerto su padre le rogó a su madre que se fuera con ella a vivir a Nueva York y que abandonara la política.

En aquel momento, entre llantos, le dio dos argumentos: que esa actividad había matado a Néstor y que la pareja podría darse por satisfecha ya que ambos habían logrado lo máximo: ser presidentes de la Nación. Cristina, conmovida, prometió pensarlo. Pero con el tiempo la realidad se dio vuelta.

Fue Florencia la que se sumó al mundo de la política. Primero con unos viajes al exterior, después con propuestas vinculadas a su pasión por el cine y, finalmente, con la militancia nacional y popular en la agrupación que conduce su hermano y es la preferida de su madre: La Cámpora. Ayer estuvo rodeada de jóvenes K y asistida muy de cerca por los dos cuadros que mas suenan como compañeros de fórmula de Cristina: Juan Manuel Abal Medina y Carlos Zannini. Algunos se dieron el lujo de jugar con las palabras. Que florezcan mil flores, dijo Néstor y floreció Florencia.
 
Esta nueva realidad le da a Cristina la tranquilidad espiritual y afectiva que necesita para enfrentar el desafío de gobernar 4 años mas la Argentina si es que gana las elecciones como dicen todas las encuestas. Sabe que este es el mejor momento de su relación con la opinión pública y que las distintas oposiciones están atravesando profundas crisis en algunos casos terminales. Pero también es conciente que le espera un camino lleno de acechanzas y dificultades. Algunas bombas de tiempo económicas que activó su propio gobierno activando con la locura de ocultar la inflación o con la falta de candidato a sucederla. Todo el mundo sabe que en el peronismo eso es clave. El estilo de los Kirchner fue de una concentración tal que no permitió que de desarrollaran dirigentes capacitados para sucederlos. Ese es su principal problema a futuro.

Los que pueden ser: Scioli, Urtubey, Capitanich, no pertenecen al corazón del kirchnerismo y tienen concepciones distintas y un nivel de autonomía que es mal visto en las filas pinguinas. Para eso falta mucho. Será un problema del año 2013 si es que se confirman las encuestas. Por ahora el primer desafío es el 23 de octubre. Cristina va a intentar quedarse 4 años más en el poder. Está decidida a poner el cuerpo para que el modelo no caiga en saco roto. Faltan 189 días. Es mucho. Pero también es poco.