PANAMÁ. – Nada extraordinario, pero significativo, ocurrió el domingo 20 de noviembre en Panamá. Menos de dos semanas después de la victoria de Donald Trump en las presidenciales de los Estados Unidos, un grupo opuesto a la inmigración expresó su disgusto con el gobierno de Juan Carlos Varela en la Cinta Costera. No eran más cien. Los suficientes para reflejar el malhumor frente al arribo “descontrolado” de extranjeros, especialmente de venezolanos y de colombianos, que, según sus consignas, “están desplazando la mano de obra panameña”. Cierto o no, el clamor popular acompaña cada ronda de café y alienta una reacción recurrente en varias latitudes: la xenofobia.