Siempre conmueve ver a un pueblo unido. Siempre es un canto a la esperanza comprobar que se puede luchar contra la adversidad en forma mancomunada. Reforzar la mancomunidad en la que vivimos. Eso hicieron los vecinos de Bariloche. Nos dieron un ejemplo. No se quedaron a llorar sobre la leche derramada. Reclaman y exigen la ayuda del estado. Y eso esta bien. Pero no se quedan esperando eso como única solución.
 
Se organizaron desde abajo, a través de las redes sociales. Crecieron desde el pié y se pusieron de pié. Salieron a la calle pero no para protestar. Salieron a defender y limpiar su casa que es Bariloche. Estrujaba el corazón ver ese ejército de vecinos solidarios. Estaban armados de palas, rastrillos, escobas, carretillas. Se habían estrechado en un abrazo de pueblo para combatir esas malditas cenizas que habían cubierto la casa de todos.

Lucharon codo a codo para combatir ese gris que les lastimaba la vista y el corazón. Todavía les falta mucho para recuperar ese maravilloso arco iris de la esperanza pero ya dieron un gigantesco paso adelante. Se demostraron a si mismo que se puede. Que en momentos de tragedias y catástrofes hay que convertirse en gladiadores. Los trabajadores, los empresarios, las vecinas que acercaban café caliente y algunas facturas a los que estaban extenuados de tanto levantar esa arena pesada y húmeda que los tiene enloquecidos. Partía el alma ver a los mas chicos ayudando con sus baldecitos para jugar en la playa. Algunos artistas populares que aman ese lugar en el mundo como Sandra Mihanovich o Luciano Pereyra alentaban a seguir con sus mensajes grabados. La Red Solidaria, cuando no, había imaginado esta epopeya. No quiero cargar las tintas de la política en el medio de la batalla.

Pero no puedo ignorar que la presidenta de la Nación, que tanto amor tiene por su Patagonia, dijo que se trataba más de un problema sicológico que de otra cosa. Que ellos ya lo habían sufrido cuando fue lo de los Antiguos y el volcán Hudson y poco mas. No utilizó la tribuna pública para enviar aliento ni para convocar a la unidad de todos contra los dramas que viene produciendo la ceniza del volcán Puyehue. Ni se le cruzó por la cabeza ir al lugar para informarse directamente sobre los daños que se han producido, en fin, todavía la presidenta tiene esa insólita idea de que no es conveniente que las autoridades se acerquen a las situaciones negativas. Algún marketinero le dijo que eso puede afectar su imagen y por eso prefiere mirarlo todo desde la quinta de Olivos.

Es una lástima, porque hay muchos patagónicos que la están pasando mal. Sobre todo los que viven en Ingeniero Jacobacci y Villa La Angostura. No se trata de dramatizar. Pero los que viven de las ovejas y la lana saben que les espera un tiempo de sufrimiento y necesitan ayuda concreta. Los que viven del turismo., lo mismo. Estamos hablando por lo menos de las tres provincias que han sido más afectadas: de Río Negro, Neuquén y Chubut. Pero por suerte, los habitantes de esos paraísos de la naturaleza que ahora esa naturaleza está castigando, se dieron cuenta que solo ellos podrán salvarse a si mismos. Y se organizaron en cuadrillas. Y no pararon hasta que les salieron ampollas en las manos de tanto levantar ceniza. Se sintieron fuertes en la cultura del sacrificio compartido, en potenciar el sentimiento de pertenencia.

Saben que cada piedra de Bariloche les pertenece aunque sean tesoros de la humanidad. Esas postales de la belleza de los lagos y la nieve se transformaron en las postales de la solidaridad y la buena vecindad. De la convivencia, de la defensa de lo propio. Fue heroico lo que hizo esa Sociedad Anónima llamada Bariloche. Nos llenó de orgullo a todos. Izaron la bandera en su día, cantaron emocionados el himno y se convirtieron en mosqueteros de todos para uno y uno para todos. En una especie de cooperativa sin fines de lucro. Eran familias enteras que no olvidarán jamás ese día. Se puede decir sin temor a exagerar la metáfora que el esfuerzo de su pueblo convirtió a Bariloche en un ave fénix. Están resurgiendo literalmente de las cenizas y ese es el ejemplo que nos dan a todos.