El ejemplo de don Humberto Volando me enseñó a emocionarme cada vez que nombro a la Federación Agraria Argentina. Es que siempre estuvo donde tenía que estar. Con esas patillas de caudillo federal, con su pelo blanco como su trayectoria. Con las sentencias yrigoyenianas que le fue dando la sabiduría del campo.

Don Humberto fue el que instaló en la historia esa frase que dice que “Argentina se recuperará con el campo, nunca sin el campo y menos aún, contra el campo”. Un pensamiento profundo que lo trascendió y se transformó en bandera de los pueblos del interior en sus resistencia a las 125. Cordobés de James Craik, su sangre piamontesa lo hizo tozudo, guapo y rebelde. En plena dictadura militar cuando muchos que hablan ahora no salían de debajo de la cama o vivían de la usura, don Humberto convocó a 10 mil personas en Villa María y dijo lo que había que decir: “Son tiempos en que un novillo vale mas que una vida humana”. Fue una persona íntegra, coherente y por eso fue presidente de la Federación Agraria desde 1971 hasta 1996.

Su pelea permanente fue en la defensa de los pequeños chacareros, de los productores medianos que suelen ser el hilo que se corta por lo más delgado. Parece una señal del destino que se haya muerto un par de meses antes de que la Federación Agraria cumpliera sus gloriosos 100 años. Para Carlos Menem y su política neoliberal de privatizaciones y extranjerizaciones que afectaron al campo también tuvo lo suyo. Una marcha legendaria sobre Plaza de Mayo para hacer escuchar lo que definió como: “El grito del interior”. Era el grito de reclamo de la tierra. Heredero de aquel grito de Alcorta que parió la Federación Agraria. Era la confluencia de las protestas de los trabajadores de la CTA de Víctor de Gennaro o del MTA de Hugo Moyano que hoy, por otros motivos, parecen volver a marchar para que, en la calle, codo a codo, sean mucho mas que dos. Ayer en la celebración también confluyeron otros sectores nacionales y populares que el kirchnerismo considera sus enemigos: Alfonsín, Lavagna, Cobos, Binner, Bonfatti, Moyano, Venegas, Pablo Micheli, son solo algunos de los presentes en la celebración junto a Eduardo Buzzi, el actual titular.

Todos están preocupados por lo mismo que preocupaba a Don Humberto Volando. Porque hay como una suerte de política de exterminio de los pequeños y medianos productores rurales. Una concentración malsana pese a que el gobierno proclame lo contrario. Y maltrato, mucho maltrato por parte de un gobierno que no puede, no sabe o no quiere relacionarse positivamente con el sector más competitivo de la Argentina. El grito de hace 100 años fue la primera huelga agraria. Habían tenido una buena cosecha pero lo que les pagaban apenas les alcanzaba para pagar las deudas. En la Sociedad Italiana de Alcorta se resolvió patear el tablero.
 
Decir basta en todos los idiomas. Los gloriosos curas José y Pascual Netri, Francisco Bulzani y su esposa María Robotti, los anarquistas asesinados en Firmat, el crimen del abogado Francisco Netri en Rosario, hoy son emblemas de aquella lucha. Iban al frente los colonos, los chacareros, los criollos y los abuelos inmigrantes como los tanos, los gallegos, los croatas, los vascos que huyeron del hambre y la guerra de Europa se pusieron de pie para defender sus derechos.

Para democratizar la tenencia de la tierra, por la dignidad y el progreso social. Los paisanos y los campesinos se juntaban en las pulperías y los almacenes de ramos generales a multiplicar la noticia de la rebelión. Sus pieles curtidas, sus manos callosas, sus espaldas partidas de sol a sol entre los surcos y su cultura del sacrificio sirvieron para levantar lo mejor de esta Argentina. Se resistieron a que otros se llevaran el producto de su sangre, sudor y lágrimas. Son gente de campo. Franca, laburante, que vive con los pies sobre la tierra. Y que la trabaja.
 
Cada día crece más la figura de Don Humberto. Fue boyero a los 8 años. Diputado nacional por Córdoba en las listas del Frepaso. Fomentó el cooperativismo agrario y dirigió el periódico “La Tierra”, que durante años fue el órgano oficial de los federados. El día que se retiró dijo en plena asamblea que quería recordar lo que su padre le había dicho la primera vez que salió a sembrar trigo: Fijá la vista en la bandera, agarrá firme las riendas para no desviarte y de cuando en cuando mirá para el costado para ver si las semillas están bajando y hacé una buena siembra. Todos se quebraron en llanto cuando don Humberto dijo que quería repetirle eso a sus continuadores: “Claven la vista en la bandera argentina, manejen con firmeza el timón de la organización y siembren, siempre, siembren.”

Hoy los productores agropecuarios siguen gritando por que el gobierno no los escucha. Son los gritos de la tierra. A veces creo que es el vozarrón de don Humberto Volando que sigue pidiendo justicia.