Ni siquiera los pingüinos de la primera hora de la mesa chica se pueden explicar como hizo Amado Boudou para ganarse el corazón de las decisiones de la presidenta Cristina Fernández. Todo fue muy rápido y después de la muerte de Néstor Kirchner que era el único que le ponía límite a su voracidad. Carlos Zannini, que lidera el ala progresista parece resignado a ver como crece la injerencia del ministro de Economía en casi todos los asuntos de gobierno. Julio de Vido, que lidera el ala ortodoxa le consulta a Boudou más de lo que se sabe y además junto a Hugo Moyano se han convertido en los principales padrinos del joven y apuesto ministro. Son pragmáticos y no comen vidrio.

No quieren enfrentarse a una decisión de Cristina y empujan para el mismo lado. Por eso la presidenta lo sienta a Boudou a su lado en casi todos los actos y sobre todo en los que se hacen en la ciudad de Buenos Aires como la inauguración del cuartel de bomberos de Villa Lugano. Los afiches que tapizan las paredes proclamando al ex militante de Alvaro Alsogaray como en candidado a jefe de gobierno de la corriente moyanista del sindicalismo con contundentes en lo que dicen: “Soñamos con una ciudad, creciendo con el país”. Moyano no da puntada sin hilo y quiere asegurarse que uno de sus hombres, el dirigente sindical de los judiciales Julio Piumatto ocupa el primer o el segundo lugar en la lista de candidatos a diputados.
 
Es lo mismo que el camionero quiere hacer en todos los distritos para fortalecer su poder político en el Congreso de la Nación y lograr un bloque sindical importante. Es tan fuerte el debate que la candidatura de Boudou genera que, en este tema, logró dividir a la Corriente Nacional de la Militancia que es algo asi como el kirchnerismo auténtico. Edgardo Depetri, histórico luchador desde la CTA contra las ideas neoliberales de los 90 resolvió no contradecir a Cristina y apoyar a Boudou a pesar de que Daniel Filmus es su compañero de agrupación.

La polémica es fuerte porque muchos no le reconocen a Boudou antecedentes ni pergaminos. Lo ven como un recién llegado al kirchnerismo. Su estilo frívolo más cerca de las motos Harley-Davidson que de los libros de Cooke y sus antecedentes en la UCedé y como profesor del CEMA, casi la catedral del monetarismo y su nula participación en la lucha por los derechos humanos dejan en una posición difícil de explicar a dirigentes de centroizquierda como el propio Filmus, Emilio Pérsico o Martín Sabatella. Dicen que Scioli tiene mas trayectoria y lealtad junto a las ideas kirchneristas y sin embargo muchos lo critican.

La gran novedad es que nace una estrella. El alto perfil del ministro de Economía que tiene una llegada inédita al despacho presidencial. Eso despierta celos en el gabinete y comentarios casi infantiles que dicen que a él la presidenta le perdona todo.
 
No importa cual sea la magnitud del despropósito que diga o haga el ministro mas Amado. Siempre será respaldado por la jefa del estado. Para intentar contrarrestar su falta de trayectoria combativa la idea es que su compañero de fórmula sea Jorge Coscia que viene de la izquierda nacional de Jorge Abelardo Ramos y rodearlo de candidatos que simbolicen otros derechos como los activistas de los grupos homosexuales que con el matrimonio igualitario se sumaron al oficialismo. Otra mancha más del tigre Boudou tiene que ver con el manejo de la crisis por la falta de billetes de 100 pesos.
 
En el propio gobierno muchos miraron con sospecha esos movimientos porque dicen que un empresario socio del ministro en Mar del Plata estuvo operando para quedarse con la empresa Ciccone Calcográfica. Y eso es mucho mas complicado.

Una cosa es que ocupe demasiados espacios políticos y otra que le haga pagar costos políticos a otros funcionarios para concretar negocios personales. Una cosa es la ideología y otra el bolsillo. Ya lo dijo el filósofo contemporáneo Jacobo Winograd: “Billetera mata galán”.

Boudou, Filmus, Sabatella