Enlace y divorcio
La relación entre el campo y el gobierno nacional sigue de mal en peor. Se profundizó la brecha que los separa. Falta diálogo y sobran ninguneo y satanización ideológica por parte de Cristina.
La relación entre el campo y el gobierno nacional sigue de mal en peor. Se profundizó la brecha que los separa. Falta diálogo y sobran ninguneo y satanización ideológica por parte de Cristina. La mesa que articula a las principales entidades agropecuarias cada vez ofrece más enlace y unidad, tal como quedó en evidencia en la última asamblea de Pehuajó y el oficialismo, solo propone un mayor divorcio y maltrato. Las heridas abiertas durante la lucha contra la 125 nunca terminaron de cerrarse.
Y la presidenta nunca termino de digerir aquella triple derrota que el sector agropecuario le propinó en el Congreso, con el voto no positivo de Cobos; en la calle con dos manifestaciones de una masividad y contundencia infrecuentes y en las urnas, con una caída electoral en Buenos Aires con la lista que encabezaron nada mas y nada menos que Néstor Kirchner y Daniel Scioli. Subsiste en el ADN del kirchnerismo un pensamiento jurásico y setentista que no se compadece con la realidad.
Las categorías de “oligarquía y terratenientes” que eran tan comunes en el lenguaje de aquella época, hoy solo describen a una ínfima parte de los productores. Si algo define a la familia rural es que luce orgullosa el rótulo de generar la agricultura más competitiva del mundo. La revolución tecnológica se sumó al esfuerzo y el sacrificio y a la experiencia histórica para construir la poderosa locomotora del crecimiento de la Argentina. En otros países como Brasil y Uruguay, por ejemplo, se incentiva y se felicita por esa actitud. Se ofrece una mano de ayuda. Acá se ponen palos en la rueda. Aquí lo único que el campo recibe son descalificaciones y sospechas.
Por eso hay mucha bronca tranqueras adentro. Cada uno tiene su motivo y lo expresa como puede. La Mesa de Enlace resolvió recorrer el país para escuchar las quejas y las propuestas de lucha de sus bases. Primero fue Pehuajó pero se vienen Chaco, Córdoba, Entre Rios y Santa Fe, entre otros puntos de la geografía nacional que quieren levantar su voz para ser escuchados. Algunos sufrieron las inundaciones. Otros las sequías.
Los más perjudicados padecieron ambas calamidades climáticas. Y todos sienten al gobierno trepado a sus espaldas poniendo cada vez más piedras en el camino sin aportar ninguna solución. Están convencidos que el único plan del ministro Norberto Yahuar y la presidenta es “Persecución para todos y todas”. Para los peones rurales con la invasión en el Renatre ; para los miembros de la Rural con el intento de expropiación de su predio; para la Federación Agraria con la prohibición de emitir el formulario 1116 y de esa manera quitarle fondos genuinos; el titular de Coninagro, Carlos Garetto anticipó en estos micrófonos que había recibido la visita intimidatorio de la AFIP en su domicilio particular de Leones. Y la lista sigue. Esta bien que la AFIP quiera cobrar impuestos y controle que todo sea legal.
Pero cuando se patrulla solo por algunas zonas y algunos productores y se dan plazos urgentes para cumplir con los trámites hay un fuerte tufillo de venganza y apriete. Y los productores que resolvieron no vender parte de la soja tienen todo su derecho en ahorrar en lo que les garantice la mayor protección frente a la peor de las plagas que los azotan: la inflación.
No hay insecticida ni pesticida que pueda con ella. Y por las retenciones, los que realmente siembran y cosechan, los que trabajan de verdad la tierra, reciben por la soja un dólar de 3,25 con suerte y cuando deben comprar un insumo importado tienen que poner los billetes verdes que nadie consigue por menos de 8 pesos. El gobierno multiplica los problemas. Hay cifras que son desgarradoras y hablan por si solas: Desde el 2003, desaparecieron 60 mil productores, 5.000 tambos, 125 frigoríficos y por eso Argentina es el país que menos carne exportó del MERCOSUR. Un productor recibía 230 pesos por una bolsa de azúcar hace un año.
Hoy apenas 130 pesos, según un estudio de CRA que dice que los productos del campo llegan a la góndola con recargos gigantescos en los precios. El pollo, por ejemplo. El productor recibe 75 centavos el kilo y en cualquier supermercado vale 14 pesos el kilo si se compra el pollo entero. Trozado vale más todavía. La leche le cuesta 6 pesos al consumidor y los tamberos apenas reciben $1,70 por litro. La superficie sembrada de trigo es la menor en 110 años, como dijo Rubén Ferrero, también en esta radio. La intervención estatal es cada vez mayor en la actividad de los productores.
Se está sembrando mucho descontento. Algunos quieren cosechar una gran movilización con otros sectores sociales que también son perjudicados por las malas políticas económicas o directamente por la inexistencia de ellas. El campo no quiere ser enemigo del gobierno. Pero tampoco su esclavo. Ni enlace ni divorcio. Racionalidad y producción. ¿Es tan difícil entender eso?