Conocía al turco Abdala apenas llegué a Buenos Aires. Le hice varias notas y fui testigo periodístico de las batallas desiguales que tuvo que dar contra la dictadura, contra la burocracia sindical y después contra al maldito cáncer que finalmente lo mató. Andaba siempre desparramando su pinta y su labia por las asambleas. Levantaba ovaciones y cánticos combativos cada vez que hablaba en un acto. Levantaba suspiros entre las mujeres y ganas de ser su amigo entre los trabajadores que querían justicia social y democracia sindical. Siempre estaba del brazo con Víctor. No fui nada original cuando los bauticé Batman y Robin. El tano De Gennaro, el mejor amigo de Lula en la Argentina, siempre se ríe cuando lo recuerda. Germán fue uno de los dirigentes sindicales más honestos y lúcidos que conocí. Yo de Córdoba venía con el gringo Agustín Tosco en el corazón. Creo que no habrá ninguno como él. Pero Germán apuntaba muy alto.

Era peronista y despreciaba a los dictadores y a los sindicalistas millonarios que decían representar a trabajadores pobres. Quería traer a Germán desde el recuerdo hoy que es un día tan especial para el futuro del las Central de Trabajadores Argentinos en particular y para el movimiento obrero en general. Las elecciones que se están desarrollando van a ser una suerte de visagra en su historia y en la de algunos de sus principales protagonistas. Hugo Yasky y Pablo Micheli tienen los mismos valores y la misma honradez. Pero una gran diferencia: su posición respecto del gobierno de los Kirchner. Hoy van a saldar en las urnas esa discusión. Los de Yasky que milita con Martin Sabatella apoyan a Cristina y Néstor porque creen que es lo mejor de lo posible y que el resto del espectro político es funcional a la derecha. Los de Micheli y De Gennaro mas cerca de Proyecto Sur de Pino Solanas y Claudio Lozano, quieren mantener a rajatabla la independencia del gobierno al que consideran de un progresismo disfrazado y reclaman que les den de una vez por todas la personería gremial que Kirchner les prometió hace 7 años. A esta hora exactamente además de haber un niño en la calle hay un millón cuatrocientos mil afiliados en condiciones de votar. Los dos candidatos más importantes pertenecen a la línea fundadora de la central que enfrentó con mayor firmeza las políticas neoliberalismo de Carlos Menem. Por primera vez van en listas separadas.
 
Se han acusado de cosas fuertes. Los de Micheli dicen que Yasky quiere sumarse a la CGT de Hugo Moyano para someterse al verticalismo de los Kirchner. Y los de Yasky dicen que el verdadero enemigo esta lejos del gobierno y de la CGT y apuntan a las corporaciones agromediáticas entre quienes ponen a la histórica Federación Agraria a la que cuestionan fuertemente por su relación con la oligarquica Sociedad Rural. Nadie propone romper la CTA y todos hablan de unidad. Pero los proyectos estratégicos son muy divergentes. Hay una historia de construcción sana que puede fracturarse. Y este es el principal problema que podrían tener los trabajadores. Por eso pensé en Germán Abdala, en ese turco con el coraje bien puesto que participó de la fundación de la CTA desde su silla de ruedas ya muy deteriorado por el cáncer. Germán fue un militante popular que defendió siempre los derechos humanos. Murió hace 17 años. Se fue a la lucha a construir sindicatos decentes. Creo que hoy está mirando desde el cielo a sus viejos compañeros.

Abdala, De Gennaro, Yasky