Hay equipo
Algo nuevo y muy importante ocurrió en la política argentina. Se movió el peronismo. Esa poderosa maquinaria de poder responsable de mucho de lo peor y lo mejor que le pasó a la Argentina acaba de ponerse en marcha.
Algo nuevo y muy importante ocurrió en la política argentina. Se movió el peronismo. Esa poderosa maquinaria de poder responsable de mucho de lo peor y lo mejor que le pasó a la Argentina acaba de ponerse en marcha.
Fue en Córdoba donde un documento titulado “Unidos para Cambiar” se transformó en un techo a donde irán a refugiarse todos los peronistas maltratados y humillados por Cristina y su ballet. Estamos hablando de una estructura representativa cuyo objetivo es prepararse para ganar las elecciones del 2015. Aliados en un frente opositor con el macrismo y otros partidos más chicos van a salir victoriosos en varios distritos en las próximas elecciones de octubre. Es probable que ganen en la ciudad de Buenos Aires con la dupla Lavagna-Michetti; en Córdoba con Schiaretti-Baldassi, en Santa Fe con Del Sel- Salomón, en Chubut con Das Neves, en la mismísima Santa Cruz con la gente del gobernador Peralta, en Entre Rios con el acuerdo De Angeli y Busti.
La gran incógnita es que va a pasar en la provincia de Buenos Aires. Por ahora Francisco de Narváez está en condiciones de dar una gran batalla al kirchnerismo e incluso de ganarle. Con un instrumento político mas chico como fue Unión-Pro, venció a la lista que encabezó Néstor Kirchner en el 2009. Hoy la presidenta todavía no tiene candidato en el distrito más importante. Amagaron con Alicia Kirchner pero Horacio Verbitsky ya la bajó. Y eso es palabra santa.
¿Qué significa esto en términos de futuro? Que esa importante coalición que Lavagna llama “de centro” es, hasta ahora, una potente herramienta para ponerle límites al intento de forzar la Constitución para permitir otra reelección de Cristina. Es una estructura que se prepara para competir con chances reales con o sin Scioli y Massa. Tienen las puertas abiertas para sumar a un amplio espectro y sobre todo a los peronistas desilusionados o enfrentado con los Kirchner. Y también al PRO de Mauricio Macri que tiene en sus filas a radicales como Gustavo Posse, entre otros. Se trata de una escudería que por ahora tiene una conducción colectiva. No tiene un jefe y mucho menos, un candidato a presidente. Eso lo dejan para más adelante. Pero, hay equipo. Roberto Lavagna es el economista más prestigioso de la Argentina, el padre o la madre de la recuperación y la salida del infierno que coprotagonizó primero con Duhalde y después con Néstor.
El jefe de la CGT, Hugo Moyano es el sindicalista con mayor poder de daño, capacidad de movilización y organización de la Argentina. Jose Manuel de la Sota es el gobernador de la segunda provincia del país por segunda vez. Y, Francisco De Narváez es el que mejor mide en Buenos Aires y el candidato ideal para polarizar con el cristinismo. Es el que les ganó y el que les puede volver a ganar, según todas las encuestas creíbles. Esto siempre y cuando Daniel Scioli y Sergio Massa resuelvan quedarse quietitos donde están y esperar los acontecimientos.
Debajo de ese cuadrado de conducción colegiada, este nuevo sector en ciernes que todavía tiene mucho para crecer cuenta en sus filas a ex gobernadores, ex ministros nacionales, diputados y senadores. Acumularon una masa crítica de gente que está en el poder o les tocó gestionar en el pasado cercano. Quieren transmitir gobernabilidad. Cambiar en paz. Prepararse para cerrar el paso a la reelección, a la reforma judicial y para impulsar un presidente no kirchnerista en el 2015. Hablan de regresar al mejor Perón, al del abrazo con Ricardo Balbín. Ayer de la Sota dijo que debían pedir perdón por los dos últimos gobiernos peronistas aunque caracterizó a Cristina como ultraconservadora y no como peronista. En su documento, fueron duros con Cristina al decir que “pareciera que todo vale para quienes van por todo sin reparar en nada”.
Esto recién empieza, señores. Hagan sus apuestas. Los tiempos se acortan porque dentro de 10 días vence el plazo de Cristina para convocar a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias. En la cancha se verán los pingos. Y en las urnas de octubre, los votos reales. Allí se conformará un nuevo Parlamento donde el oficialismo tal vez pierda sus mayorías. Si eso se verifica en la práctica, en ese momento, empezará otra película. Todo dependerá de la magnitud del voto castigo que recibirá Cristina. Será como barajar y dar de nuevo. Un juego del truco que será distinto. Que ojalá tenga picardía para el envido pero que extirpe las mentiras a la sociedad. Para ese partido de truco por el poder, el peronismo histórico ya gritó: hay equipo.