La puerta del sol naciente
Algo se está gestando en el kilómetro cero de España. Miles de jóvenes hartos ya de estar hartos ya se cansaron y gritan a los 4 vientos su indignación. Somos Los Indignados, dicen con orgullo.
Algo se está gestando en el kilómetro cero de España. Miles de jóvenes hartos ya de estar hartos ya se cansaron y gritan a los 4 vientos su indignación. Somos “Los Indignados”, dicen con orgullo.
La Puerta del Sol está en ebullición permanente. Es una olla hirviendo donde se mezclan la insatisfacción, la creatividad, la insurrección pacífica, la desilusión y también la falta de rumbo. Si uno escucha sus gritos se da cuenta que esos rebeldes saben muy bien lo que no quieren pero no tienen la menor idea de lo que quieren. No quieren políticos burócratas y ladrones que viven en torres de marfil carísimas, bien lejos de las demandas y las necesidades del ciudadano de pie.
No quieren más engaños para la mayoría ni privilegios para las minorías. No quieren una democracia vacía de contenido que solo sirva para pelear por el poder por el poder mismo. Por eso exigen “Democracia real, Ya!” Hay un caldo de cultivo claro que se llama crisis. Cinco millones de desocupados, 45% de desempleo entre los jóvenes y deudores hipotecarios que se quedaron en Pampa y la vía. Las dos agrupaciones mayoritarias que se alternan en el poder y que hasta ahora eran vistas como la garantía de la solidez democrática estan cuestionadas. Les reclaman que dejen de tomar medidas rutinarias y pateen el tablero alguna vez.
Los cantos en la Plaza del Sol naciente dicen: “PSOE y Pepé/ la misma mierda es” y hay pancartas que sugieren “No les votes” y los logos de los partidos de Jose Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy aparecen cruzados con la raya de prohibido. ¿Quiénes son estos indignados? Muchos visten una remera con esta leyenda en el pecho: “Juventud sin futuro/Sin casa, sin curro, sin pensión y sin miedo” Eso los define bastante. Fuman marihuana y por las noches cantan como si fueran un Woodstock madrileño.
Pero han decretado la ley seca. No quieren que todo se transforme en una borrachera colectiva y agresiva. Son blogueros y twitteros y asi se mueven en redes sociales y levantiscas. Recuperan la fuerte tradición anarquista española porque corean :” El pueblo unido/funciona sin partidos” al lado de la estatua de Carlos III. Otros plantean que no están contra el sistema, que el sistema está contra ellos. Se sienten verdes y mucho mas cerca del rojo que del negro. “España escucha/ esta es nuestra lucha” y “Salgan a la calle y no se callen”, son consignas con mucho consenso. Es como si se hubieran despertado de un largo sueño consumista transformado en pesadilla mientras nadie quiere pagar esa fiesta. “La primavera española”, tituló The Washington Post.
“El mundo nos está mirando”, responden entre la multitud. Vaya paradoja dijo el genio de Felipe González: “En la plaza Tahrir luchaban para poder votar y en Madrid luchan porque dicen que el voto no sirve para nada”. Son los que parieron el “Mayo español” que como aquél Mayo francés de 1968 que proclamó el prohibido prohibir. Ya escuchamos ese reclamo cargado de nostalgias de Ismael Serrano cuando le pide a su padre que le cuente otra vez :” ese cuento tan bonito/ de gendarmes y fascistas y estudiantes con flequillo/ y dulce guerrilla urbana en pantalones de campana/ y canciones de los Rolling y niñas en minifalda”.
El sol está abriendo sus puertas a algo muy importante que está naciendo. Todavía no se sabe bien que es ni para que lado se va a disparar. Podemos confiar en los artistas y la prepotencia del mañana que viene. Insiste Serrano: “Queda lejos aquel mayo, queda lejos Saint Denis/ que lejos queda Jean Paul Sartre, muy lejos aquel París, /sin embargo a veces pienso que al final todo dio igual: las ostias siguen cayendo sobre quien habla de más. “ Los parteros del 15-M quieren que alguien los represente. Buscan una voz entre todas las voces. Sobrevuela el descalabro argentino del que se vayan todos. Pero no tienen todavía a los reemplazantes. Son los indignados de España y algo están gestando. Se huele al respirar.