La sangre derramada
Hace menos de 50 días, a esta misma hora, el título de mi columna fue:”Números que sangran”. Fue el relato indignado y preocupado de una sucesión de asesinatos de ciudadanos argentinos.
Hace menos de 50 días, a esta misma hora, el título de mi columna fue:”Números que sangran”. Fue el relato indignado y preocupado de una sucesión de asesinatos de ciudadanos argentinos. Les dije que no eran números estadísticos ni una sensación de inseguridad. Fui mucho mas duro y harto ya de estar harto le dije: sensación las pelotas. Hoy debo repetir conceptualmente aquellas palabras y cambiar simplemente los nombres de las víctimas. Porque nada sustancial ha cambiado.
Por el contrario, la situación es peor porque los asesinados brutalmente son tres policías. Y lo digo no porque la vida de un policía valga mas que la de cualquier vecino. Lo digo por la ferocidad y la capacidad del crimen organizado para matar a policías que son personas armadas, que están entrenadas y preparadas para defenderse a balazos. El gobernador Daniel Scioli calificó el hecho como “una brutal masacre”.
Por eso la pregunta es ,¿Que nos queda, entonces, para los ciudadanos desarmados y de a pie.? Hoy los nombres son los de Javier Lozano, Ruben Darío Fangio y Darío Fabián García y solo nos queda repetir lo mismo. Que en paz descansen. Nuestras condolencias para los familiares. Decir casi lo mismo que le dije hace menos de 50 días. Hacer un pedido de auxilio. Encender otra vez la luz de alerta. ¿Qué otra cosa podemos hacer los periodistas? No es mi costumbre ni la de este programa agitar todos los días el doloroso y horroroso tema de la inseguridad que no da tregua. No es nuestra intención contribuir al pánico ni a la desesperación. No abordamos de forma demagógica estas noticias ni fomentamos la mano dura ni la venganza y mucho menos la justicia por mano propia. Todo lo contrario, creemos que solo con mas y mejor democracia vamos a fortalecer el primer derecho humano que es el derecho a vivir en paz y en tranquilidad con nuestros hijos.
Pero este programa tampoco mira para otro lado ni oculta el tema debajo de la alfombra en complicidad con el gobierno nacional que esconde estos muertos en el placard y que tiene prohibida la palabra inseguridad en sus discursos y a sus funcionarios. Sensacionalismo no. Ocultamiento tampoco. Los periodistas no podemos solucionar este drama que está en primer lugar en la preocupación de los argentinos en todas las encuestas y en el último lugar de atención del oficialismo. Lo único que podemos hacer es esto que estamos haciendo.
Convertirnos en la voz de los que no tienen voz. En la voz de los que ya no están. Como Javier Lozano, Ruben Darío Fangio y Darío Fabián García que no son números estadísticos. Son sangre derramada de argentinos. Hermanos muertos. Balas que pican cerca. Son el producto mas cruel de criminales que utilizan sofisticados armamentos y logística de última generación que muchas veces no tiene ni la policía. Tres policías asesinados como perros en La Matanza y la Panamericana. Dos heridos en Caballito por un tiroteo a la salida de un colegio. Son dramas que no pasaron en la China ni en la imaginación de la gente. Solo podemos desear que en paz descansen y que los funcionarios responsables de este tema no descansen en paz hasta que solucionen este reclamo ciudadano que se hace alarido.
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