Margarita, la flor ilustre
Margarita es un símbolo de la Argentina que florece. Ella tiene nombre de flor y es la más bella del barrio. Hace ya muchos años en esta columna la definimos como la madre Teresa del bajo Flores.
Margarita es un símbolo de la Argentina que florece. Ella tiene nombre de flor y es la más bella del barrio. Hace ya muchos años en esta columna la definimos como la madre Teresa del bajo Flores. Es la amada Margarita Barrientos. Ella tiene mucho que ver con la historia de este programa. Estuvimos muy cerca de ella. Hoy todavía trabajan de sol a sol al lado de Margarita voluntarios y colaboradores que surgieron del semillero de oyentes de este programa.
Muchas veces contamos su historia de sacrificio. De solidaridad. Margarita Barrientos a esta altura es un ejemplo del tipo de líderes sociales que necesitamos. Humilde, alegre, de esas que no bajan los brazos nunca, de las imprescindibles. Tiene 10 hijos a los que les enseña a valorar la vida y a pelear para progresar. Un esposo como Isidro al que le falta un brazo pero le sobra un corazón. ¿Se acuerda como fue el tema, no? Isidro estaba trabajando con un tractor y en un accidente se le cayó encima y eso le hizo perder un brazo. Pero está apuntalando a Margarita desde siempre. Anda con la camioneta de acá para allá trayendo donaciones, buscando materiales de construcción.
Porque si algo extraordinario pasa en el comedor los Piletones de Margarita es que siempre se está construyendo, en todos los sentidos de la palabra. Siempre hay ladrillos para levantar una salita para los chicos del jardín, o un consultorio medico, o un lugarcito para los jubilados. Hace 15 años que se está edificando. Cuando la Argentina se caía a pedazos en el 2.001 y todo se destruía yo fui a Los Piletones para ver que necesitaba y ellos estaban construyendo. Además en ese lugar se remonta la esperanza. Se planifica el horizonte. Se ofrece afecto, abrazos, educación, contención y dos platos de comida caliente. Ilumino todo lo que puedo otra vez sobre Margarita porque hoy fue designada Ciudadana Ilustre de Buenos Aires y creo que pocas personas lo merecen tanto. Allí estaba Margarita, con sus ojos chispeantes como siempre.
Las injusticias y las adversidades le han pegado siempre en el pecho y ella siempre respondió con más esfuerzo y con más alegría. Margarita es la cocinera de los milagros. La que prepara todos los días, con sus manos generosas y su mirada limpia el sabroso milagro de un desayuno, un almuerzo y una cena para 1.600 vecinos, sobre todo chicos y abuelos de la villa. Cada vez que recibe un premio como hoy, ella lo transforma en ayuda a sus semejantes. Sabe que hacer el bien hace bien y mucho mas si se lo hace sin mirar a quien. El escudo de Margarita es el delantal.
No se lo saca nunca. Siempre está cocinando, o comprando o limpiando. ¿Qué lleva a una persona a ser solidaria hasta los huesos? A dar hasta que duela como decía la Margarita Barrientos de Calcuta. Y allí está, edificando un futuro para sus hijos y para sus vecinos. A media hora del obelisco como si estuviera en medio del monte chaqueño. Cuidando las garrafas como si fueran de oro y la manteca y dulce de batata como si fueran lujos de príncipes.
Ella sabe desde la cuna lo que es la pobreza. Le pasó de todo allá, en el fondo de Santiago del Estero, en un pueblito que está lejos de todos los pueblitos. Su madre murió temprano. Su padre los abandonó y eran once hermanos. Eso suele pasar demasiado seguido en los subsuelos de la patria. Margarita sabe desde la cuna lo que es el hambre y lo que provoca. No se lo contó nadie. Sabe muy bien cuando la panza duele porque está vacía. Se sienten como cuchillos invisibles que se clavan. Por eso hace lo que hace. Lo hace porque sueña con un país donde nunca más nadie sienta esos dolores quemantes de la miseria.
Desde hoy Margarita tiene un diploma que dice que nuestros representantes en la Legislatura la designaron Ciudadana Ilustre. Insisto en que pocos lo merecen tanto. Es que desde hace mucho tiempo viene lavando nuestras miserias y nuestros pecados en los piletones del Bajo Flores. Se llama Margarita. Está lejos de Calcuta y muy cerca de las necesidades mas profundas de sus prójimos.
Ella los ama como a si misma. Se llama Margarita y es una flor que nos perfuma la vida. Una ilustre flor a partir de ahora. Entre tantas pálidas y malas noticias, entre tanta cara de preocupación y nervios bien vale la pena ver la Argentina que amanece todos los días buscando un mejor amanecer para todos. Como Margarita. Se lo tenía merecido. Ella es de las imprescindibles. De las que luchan toda la vida. De las que trabajan todos los días ayudando a los que mas necesitan. La madre Teresa del bajo flores. La flor más bella.