No pueden esperar
Esta columna está dedicada a un oyente jubilado llamado Hugo Oscar Martínez y en él, a todos los jubilados en su día. Nadie se atreva a tocar a mi vieja. Porque mi vieja es lo mas grande que hay. Esa vieja que nos pintaron entre Pappo y Alejandro Borenstein, el hijo de Tato, es un homenaje a todas las jubiladas y jubilados.
Esta columna está dedicada a un oyente jubilado llamado Hugo Oscar Martínez y en él, a todos los jubilados en su día.
Nadie se atreva a tocar a mi vieja. Porque mi vieja es lo mas grande que hay. Esa vieja que nos pintaron entre Pappo y Alejandro Borenstein, el hijo de Tato, es un homenaje a todas las jubiladas y jubilados. A su dignidad. Toda su vida laburó sin parar dice la voz aguardentosa del Carpo. Yo mismo le armé las pancartas con las que va a la plaza a protestar porque ya esta harta de que le afanen una y otra vez. Eso dicen y es lo mismo que podríamos decir todos de nuestros queridos viejos. Están hartos de que les afanen una y otra vez. Toda su vida laburaron sin parar.
Por eso las marchas de protesta de hoy en el Congreso y en Tribunales. Sienten que el gobierno les mete la mano en su bolsillo cuando utiliza los fondos del ANSES para gastarlos en cualquier otra cosa. O cuando le piden prestado al PAMI 1.300 millones como pasó hace unos días. ¿Escuchó bien? El PAMI le prestó al gobierno nacional. Como si el PAMI fuera perfecto y le sobrara la plata. ¿Cuántos juicios duermen en los tribunales con reclamos justos que muchos viejitos no van a poder ver porque se mueren antes de que salgan los fallos? ¿Cuántos jubilados hay que cobran la mínima que es un cachetazo al sentido común? Son nuestros padres y abuelos que cobran una suma que no alcanza para nada. Algunos mentirosos le llaman a eso haber jubilatorio. Más justo sería decirle miseria jubilatoria. No por hacer demagogia.
Pero si para hacer de vez en cuando, aunque sea, algún llamado a la solidaridad de los funcionarios. Un alerta. Decir con todas las letras que el primer 82% móvil que necesitan nuestros adultos mayores es en el respeto. ¿Algún gobierno les dará el 82% móvil de respeto? Alguien se preocupará por ellos como lo que son: nuestros padres y los padres de nuestros padres. Nuestras raíces. Si no respetamos su sabiduría como lo hacen hasta las tribus mas antiguas estamos perdidos. Si no logramos que no tengan que hacer colas interminables en los bancos. Si no conseguimos que no tengan que ir a las 4 de la mañana para conseguir un turno en un hospital. Si permitimos que los geriátricos en muchos casos sean pocilgas donde lo único que sobra es el hacinamiento. Si no nos ponemos en el lugar de ellos porque somos ellos, estaremos perdidos.
Para los ministros de economía un jubilado suele ser un gasto terrible, un número en una planilla. Yo se que ahora hay mas expectativas de vida. Que apenas hay un cotizante y medio por cada jubilado. Que hay que reformular todo el sistema para que no colapse. Pero también se que hay miles y miles de millones que se malgastan en subsidios para los amigos, en propaganda oficial del Fútbol para Todos, en impuestos a la renta financiera que no se cobran, en timbas de todo tipo que deberían arancelarse.
El gobierno de Cristina logró que haya dos aumentos anuales y que no sea un porcentaje arbitrario según el humor y las deudas de los funcionarios. Eso está bien, es un avance que debe reconocerse. Pero no alcanza. Este gobierno que se ve a si mismo como progresista cambió su discurso y pasó a reclamar responsabilidad en las cuentas cuando siempre acusó de derechista y conservador al que pidió prudencia en los aumentos salariales. ¿O no hay un ANSES rico con millones de jubilados pobres? ¿O no se utiliza su dinero para cualquier cosa menos para ellos? ¿O la inflación que el gobierno dice que no existe no parte al medio el poder adquisitivo de los jubilados que lo poco que tienen lo gastan en comida y en remedios? ¿Eso es responsabilidad? Eso es joderles la vida a los que están en los últimos momentos de su vida. El que humilla a los jubilados se humilla a sí mismo. A sus antepasados, a los que lo parieron. A la sangre de su sangre.
No se los puede condenar a ser ciudadanos de segunda. Si no es por solidaridad que por lo menos sea por temor. Porque todos vamos hacia allá. Mas temprano que tarde todos vamos a ser jubilados. Un jubilado es una foto de nuestro futuro. Caminan lento pero saben bien hacia donde van. Hablan despacio pero con una profundidad impresionante en sus conceptos. Escuchan menos pero saben a quien deben escuchar. Piden poco. Dignidad para sus manos callosas, respeto para sus espaldas partidas, consideración por sus cabezas blancas. Piden lo que pedimos todos: justicia. ¿Es demasiado? O ser viejos es un pecado.
Seguramente las cosas cambiarán cuando todos hagamos nuestros los reclamos de Pappo. Cuando todos entonemos un himno que diga: Nadie se atreva a tocar a nuestros viejos. Porque los viejos son los mas grande que hay. Viejos son los trapos y ellos son los únicos que no pueden esperar..