Salta, un imperdible destino
"Salta. Tan linda que enamora", reza el eslogan oficial de una provincia que no para de crecer y que en los últimos años se ha convertido en uno de los puntos turísticos más importantes de Argentina.
"Salta. Tan linda que enamora", reza el eslogan oficial de una provincia que no para de crecer y que en los últimos años se ha convertido en uno de los puntos turísticos más importantes de Argentina.
Comentan los viajeros más avezados que Salta es una de esas ciudades que propone la perfecta combinación de turismo, historia, cultura y gastronomía.
Capital de la provincia homónima y conocida popularmente como "Salta la linda", es una de las ciudades más importantes del noroeste argentino y vía de comunicación vital con Bolivia y el norte de Chile.
Situada en el fértil valle de Lerma, a 1.250 kilómetros al noroeste de Buenos Aires, es el centro de una importante región agro-ganadera, en la que las estrellas son el maíz, la caña de azúcar, el tabaco y la soja, entre otros productos de exportación.
"No es casual que a Salta se le diga "La Linda"", presume Federico Posadas, ministro de Cultura y Turismo de la provincia.
"El turista se encontrará con una provincia con mucha historia, con un patrimonio urbanístico y arquitectónico único, con gente muy hospitalaria, una enorme vida cultural y exquisita gastronomía", asegura.
Salta, en la que residen más de 535.000 habitantes, según el último censo, fue fundada en 1582 por el español Hernando de Lerma, quien pretendió crear un centro de comunicación entre las poderosas Lima y Buenos Aires durante los Virreinatos de Perú y del Río de La Plata.
Tras la independencia argentina, la ciudad quedó deprimida económicamente, pero la llegada a finales del siglo XIX de inmigrantes sirios, libaneses, españoles e italianos le insufló la vida y el movimiento que necesitaba para volver a ponerse en funcionamiento.
PATRIMONIO COLONIAL
Salta es, sin duda, la ciudad argentina que mejor ha conservado su patrimonio colonial. El centro alberga sus más imponentes edificios, como la Catedral Basílica, con un altar laminado en oro, y el Cabildo Histórico, que data de los tiempos de la fundación y actualmente es sede del Museo Histórico del Norte y el Museo Colonial y de Bellas Artes.
El Convento de San Francisco y el Museo de Arqueología de Alta Montaña, donde se exponen las momias de Llullaillaco -los cuerpos de tres niños hallados en la Cordillera de los Andes y perfectamente conservados por el frío-, son dos atractivos que el turista no puede dejar de ver.
Además, quien pase por Salta tendrá oportunidad de empaparse del folclore norteño y saborear su variada oferta gastronómica. Sería un pecado perderse las empanadas y el locro salteño, un guiso a base de zapallo, porotos y maíz típico de los pueblos andinos.
LA RUTA DE LOS VALLES.
Por si no fuera suficiente, la ciudad es el punto de partida del recorrido del espectacular Tren a las Nubes, que alcanza los 4.200 metros de altura sobre el nivel del mar y atraviesa montañas y cerros a través de 217 kilómetros.
A unos 180 kilómetros de la ciudad, entre la impresionante diversidad de colores de los Valles Calchaquíes, se sitúa Cafayate, una localidad que hace parte de la impronta turística de la provincia con la "ruta del vino".
La ruta de los valles incluye otras paradas obligadas, como Cachi, cuna de los indígenas Chicoanas, y San Carlos, una antigua población de calles angostas y viviendas coloniales creada por los jesuitas.
Pero, si lo que se busca es un destino lejano y exótico, nada mejor que la Puna salteña, una remota región en la que sus habitantes conservan aún tradiciones precolombinas.
Con esta variedad de opciones no es de extrañar que más de 1,4 millones de turistas eligieran Salta como destino el pasado año, según cifras del Ministerio de Turismo.
"Dicen quienes nos visitan que en Salta se vive a otra velocidad y por tanto no hay otra opción que relajarse", concluye el ministro de Turismo salteño. Toda una invitación para no perderse la ciudad durante la Copa América.
Por Carlos Werd