Hace más de dos décadas que los Kirchner controlan con mano de hierro el poder en Santa Cruz. La provincia, manejada como un feudo hoy está colapsada y resume mucho de lo malo que se puede hacer desde una concepción autoritaria.

Una familia presidencial enriquecida que tiene dificultades para explicar su patrimonio, amigos del matrimonio con empresas, mansiones, estancias y hoteles lujosos que no podrían comprar ni en 10 vidas de ahorros, justicia con la camiseta partidaria y sometida, periodismo valiente y minoritario que resiste el amigopolio de medios K y una gestión permanentemente enfrentada a cara de perro con los gremios y casi sin diálogo alguno con el resto de los partidos políticos.

Un territorio no tan santo que carga la cruz de varios escándalos que averguenzan a la república. La reforma constitucional que le permitió la reelección eterna, cosa que existe solo en tres distritos del país. La inexistencia de algún papel, alguna boleta de depósito por lo menos, de un resumen de cuenta que informe a donde fueron a parar los tristemente célebres fondos de Santa Cruz.

No se sabe en que bancos estuvieron, que intereses ganaron, como entraron y salieron del país. ¿Queda algo de aquellos mil millones de dólares? ¿Quién los tiene? Es un misterio grande como el Perito Moreno. La desobediencia al fallo de la Corte Suprema que les ordenó reponer en su cargo al procurador Eduardo Sosa es otro de los papelones que humillan a quienes creen en el respeto de las instituciones y la división de poderes. ¿Se acuerda? Brevemente se lo cuento.

Eduardo Sosa no se arrodilló y resolvió investigar con independencia los manejos poco claros del gobierno kirchnerista y por eso lo echaron de su cargo. El máximo tribunal de la Argentina, varias veces, ordenó restituirlo y jamás se dignaron a cumplir el fallo. Pasaron los años, las chicanas y finalmente, Eduardo Sosa tuvo que jubilarse. Y se terminó el problema.

Para que le voy a contar si usted ya se indignó en su momento con la compra de tierras a precio vil en El Calafate. Ese regalo del patrimonio de todos los santacruceños que recibieron los familiares, amigos y favorecedores de los Kirchner. Entre otros negocios oscuros, Néstor pagó 7,50 el metro cuadrado un terreno que luego vendió a 2 millones y medio de dólares. Así cualquiera se hace millonario.

Por eso en el programa de Lanata del “queremos preguntar”, yo le pregunté a la presidenta el nombre de su asesor de bienes raíces. Esas tierras que cuestan fortunas le pertenecían a todos y a todas los santacruceños. La justicia resolvió rápidamente el tema como se hace allá. La fiscal Natalia Mercado, hija de Alicia y sobrina de Cristina dijo que no había pasado nada raro, que todo había sido dentro de la ley y listo. Todo queda en familia.

Además, la fiscal dijo:” no me dejen afuera” y también compró tierras en esas mismas condiciones. Se podría hacer una lista infinita. La represión a los gremios estatales, el intento de hacer justicia por camioneta propia de Daniel Varizat que atropelló a un grupo de manifestantes, la quema del auto a una periodista, el crimen del policía Sayago en las revueltas de Las Heras. Todo eso desemboca en la actualidad con una provincia con dificultades para pagar los sueldos y con un estado de emergencia por la emigración de los médicos y falta de insumos el hospital más importante.

Por eso Máximo Kirchner tuvo que viajar en el avión presidencial a operarse en Pilar a un costo de 55 mil dólares por el traslado. Como si esto fuera poco, el gobernador Daniel Peralta está acusado por la diputada Mariana Zuvic de haber aumentado astronómicamente su patrimonio y el de su familia y hoy tiene una pelea hasta con su propio vice gobernador, Fernando Cotillo e incluso con el hijo de la presidenta que en su momento ordenó a su tropa de La Cámpora que se retirara del gobierno provincial.

La historia de los Kirchner en el manejo del estado provincial comenzó en 1991 pero ya en 1987, Néstor había sido intendente de Río Gallegos. Nunca dejaron de ser los responsables de todo lo que ocurre en esa comarca. Muchos creen que el actual estado de Santa Cruz es un adelanto de lo que se viene para la Argentina que fue manejada con los mismos criterios. Ojalá no sea así. Cruzo los dedos. Y digo: Santa Cruz diablo.