El otro, el que no está ni piensa como nosotros es parte indisoluble del sistema democrático. Unos y otros son las dos caras de la moneda. El oficialismo y la oposición, la posibilidad de alternancia funciona como una dialéctica a prueba de autoritarismos. Suprimir o satanizar al otro es un viaje de ida al totalitarismo. Este es el corazón de la preocupación por mantener la salud de las instituciones republicanas. Asi funcionan todas las democracias del mundo. Las que siempre son gobernadas por los mismos se llaman dictaduras. Tal vez en esta reflexión se pueda encontrar los motivos por los que todos los sectores sociales y políticos que no comulgan con el gobierno de los Kirchner viven poniendo el grito en el cielo por los ataques constantes que intentan borrarlos del mapa o reducirlos a la mínima expresión. Los Kirchner, lo demostraron en Santa Cruz, son señores feudales, caudillos acostumbrados a someter en lugar de convencer y a perseguir en lugar de dialogar. Cavan trincheras. Aborrecen de los puentes del diálogo.
 
Por eso necesitan como el aire que sus grupos de tareas fanatizados estén todo el tiempo colocando en el lugar del diablo al cualquiera que piense distinto. Y si son críticos del gobierno pero tienen una trayectoria democrática y defensora de los derechos humanos los castigan con más saña. En su sobreactuación no soportan que alguien les demuestre que se puede ser progresista sin ser intolerante. Ernesto Tenembaum escribió una síntesis acertada al respecto: “los kirchneristas odian mas a Lanata y Caparros que a Cecilia Pando y a Mariano Grondona”. Se podría agregar que fueron más feroces en insultar a Julio Strassera que a los abogados defensores de los genocidas o los jueces cómplices de la dictadura.

Julio Raffo que es un lúcido legislador de la ciudad y compañero de ruta de Pino Solanas y no de Mauricio Macri, fue implacable con su redacción: “ Si decís que Jaime y los k son chorros es porque estás con Videla y los genocidas; si decís que el enriquecimiento del matrimonio es impúdico e ilícito es porque sos un garca que están con Clarín; si denuncias la relación Cristina-Peter Punk es porque querés volver a poner el cuadro de Videla; si pedís retenciones a la minería , la protección de los glaciares y la modificación del sistema impositivo es porque no querés que se juzgue a los genocidas y etc, etc”. Ayer la periodista Laura Di Marco reprodujo algo que le dijo Jorge Lanata: “el gobierno está creando un clima autoritario que se puede desmadrar cuando señala gente irresponsablemente” y de paso bautizó con mucha ironía a uno de los programas que fogonea esa situación como “Seis, siete rrocho”.

Para terminar, Edi Zunino probó con documentos irrefutables que Jacobo y Héctor Timerman, presidente y vice de dos empresas que editaban el diario “La Opinión” licuaron las acciones de la familia Graiver sin avisarles para apropiarse de la mayoría. Dice además que Timerman apoyó a Videla, despidió a todos los periodistas que tenían tufillo a montoneros o de izquierda y que defraudó y coaccionó a Lidia Graiver a la que aterrorizó diciéndole que podía terminar asesinada como Marcos Satanovsky”. Se abrió una caja de Pandora y están saliendo demonios terribles. Zunino definió al gobierno y a sus defensores mediáticos como “los actuales paladines de la moral absoluta, la verdad revelada y el pasado perfecto”. O dicho de otra manera. Los que se sienten próceres de la historia y el presente y condenan al otro. Lo quieren satanizar hasta demolerlo.

Zunino, Tenembaum,Raffo