Sincericidio de Boudou
Mire usted de lo que nos venimos a enterar. Resulta que Amado Boudou, el ministro de Economía es un admirador de los Estados Unidos y se siente el más pronorteamericano del gabinete. El común de los mortales accedimos a estas verdades escandalosas por lo hipócritas gracias a los cables secretos que reveló WikiLeaks.
Mire usted de lo que nos venimos a enterar. Resulta que Amado Boudou, el ministro de Economía es un admirador de los Estados Unidos y se siente el más pronorteamericano del gabinete. El común de los mortales accedimos a estas verdades escandalosas por lo hipócritas gracias a los cables secretos que reveló WikiLeaks.
No es que Boudou, conocido por sus amigos como Aimé, haya proclamado sus convicciones a los cuatro vientos. No, de ninguna manera. El se confesó en la intimidad, ante Vilma Martínez, la embajadora de los Estados Unidos que no dudó un minuto en informar a Washington semejantes revelaciones.
El precandidatos a jefe de gobierno de la ciudad preferido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner confesó entre otras cosas que habla inglés a la perfección, que le gusta surfear en las costas de San Diego, esquiar en las montañas nevadas de Aspen y como si esto fuera poco (ta tan ta tan…) confesó que es fanático del fútbol americano. ¿Era necesario? ¿Le piden tanto? Ninguna sobreactuación es buena. Preguntas incisivas para el ministro Boudou: ¿de quien es hincha? ¿De las Panteras de Carolina o de los Piratas de Tampa? Tal vez de los Chantas de Mar del Plata.
La imagen revolucionaria que el ministro Boudou viene vendiendo a los medios después de su violenta conversión del neoliberalismo ortodoxo al kirchnerismo nacional y popular terminó de estallar por los aires cuando tomaron estado público estas declaraciones que son un verdadero sincericidio.
Amado Boudou, apoyado por militantes históricamente comprometidos con el antiimperialismo como Edgardo Depetri de la CTA y por la conducción de la central obrera que encabeza Hugo Moyano entre otros pagó caro su incontinencia verbal frente a la diplomacia norteamericana. Jamás pensó que sus confesiones iban a tomar estado público. Se sintió libre y dejó suelta su lengua y sus verdaderas convicciones y sentimientos. Y vale la pena aclarar que todo esto Boudou lo dijo hace muy poco tiempo, exactamente el 3 de noviembre de 2009.
No fue en sus tiempos de militancia en el partido de los Alsogaray, esos si, los mas pronorteamericanos de la política criolla ni cuando era profesor en el CEMA, la catedral de los Chicago Boys. Hasta las Madres de Plaza de Mayo aplauden al ministro Boudou que en los últimos tiempos evidenció otros hobbies como pilotear imponentes motocicletas Harley Davidson o pulsar la guitarra y cantar con Los Pericos en el carnaval porteño en el barrio donde la mayoría son hinchas de los Santos de Boedo y no de los Vikingos de Minesota.
Todo esto no dejaría de ser una situación ridícula de la cual al ministro le va a costar volver si no hubiera hablado con la misma franqueza del tema de la inflación y las mentiras del INDEC. Boudou reconoció lo que niega en público: que los problemas que generan las malversaciones de las estadísticas son muy difíciles de solucionar porque implicarían pagar un alto costo político. Dicen que el pez por la boca muere. Que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras.
La vida te da sorpresas. Alguien que se propone una carrera política debería decir en privado lo mismo que dice públicamente. Según el cable confidencial Boudou se autodefinió como “imperturbablemente pro estadounidense” además de contar sus gustos carísimos para las vacaciones. Surfear en San Diego o esquiar en Aspen no es para cualquiera. No son precisamente deportes para todos ni para todas.