Hace 5 años, con mi hijo Diego, fuimos al velorio de Nico, uno de los 9 pibes del colegio Ecos que murieron en la tragedia de Santa Fé. Era desgarrador ver a tantos chicos quebrados por el llanto y la desesperación. Aguantamos todo lo que pudimos pero hubo una imagen que pudo mas que nosotros: ver a la abuela de Nico, a la bobe de Nicolás Kohen doblada sobre el cajón, como dándole el último abrazo. Nico y Diego no eran compañeros de escuela.
 
Eran compañeros del equipo de fútbol. Nico era un marcador de punta aguerrido que ponía la pierna bien fuerte si hacía falta para que ningún delantero rival se atreviera a mandar un centro atrás. Mi hijo, desde el arco, le agradecía a los gritos que evitara la jugada más peligrosa para cualquier defensa. Nico era gallina. Discutían y se cargaban porque mi hijo es de Boca. Por algo le puse Diego. Cuando volvimos del velorio, quebrados en el alma y con los ojos secos, me mostró en su computadora el nic de Nico que decía “vendo entradas para Boca-River”. Suena tremendo pero fue así.
 
Nico tenía entradas para ir a la cancha a ver el superclásico pero sus ganas de ser solidario lo hicieron elegir el viaje al Chaco con sus compañeros de colegio. Fue a una escuelita llena de necesidades en el Paraisal. Vió esas caras morenas agradecidas. Agitó la bandera con la consigna del viaje que decía:” Sabernos juntos nos hace mas fuertes”. Dejaron los juguetes, los alimentos, los cuadernos y toda la buena onda y la energía que le sobra a un pibe de esa edad. Nico eligió ayudar al prójimo y se privó de ir a ver el partido que en todo el mundo quieren ver. Se sentía orgulloso. Ser solidario ayuda a los dos. Al pibe que recibe la ayuda pero mucho mas al pibe que entrega esa ayuda. Lo hace má digno, mas fuerte, menos egoísta. Estaban volviendo a Buenos Aires, cansados pero felices, cuando en la ruta nacional numero 11, a la altura del kilómetro 220, en Santa Fé, los atropelló la tragedia más brutal.

Un camión conducido por un chofer borracho que venía haciendo zigzag los chocó de frente. Allí murió Nico, el marcador de punta aguerrido, el gallina fanático, el pibe jodón y solidario. También murieron Justine, Delfina, Federico, Daniela, Benjamín, Julieta, Lucas, Juli y la profe, Mariana.

Hoy, a 5 años de ese siniestro vial tan siniestro, la ruta 11 todavía tiene una sola mano y está sin banquina. Y eso que es la ruta del MERCOSUR por la que transitan camiones de varios países todo el tiempo. Aquel chofer borracho y su acompañante murieron y después se comprobó que no tenían todos los requisitos necesarios para manejar. El estado que tenía que controlar no estuvo. El estado ausente suele ser el origen de todos los dramas, la madre de todos los desgarros. Los padres de los chicos transformaron su dolor en lucha y compromiso. Imitaron a sus hijos, los reemplazaron en la epopeya solidaria y no descansaron un minuto en paz hasta que lograron la ley 26.353 y la creación de la Agencia de Seguridad Vial en un hecho histórico que fue una visagra en la lucha por poder transitar con más tranquilidad y menos pánico.
 
Los padres pelearon para transformar la seguridad vial en una política de estado. Y lo lograron. A ellos también saberse juntos los hizo mas fuertes. Con un agujero negro de luto en el corazón pero con los huevos necesarios para seguir adelante. Movieron cielo y tierra. Ese fue el mejor homenaje para sus hijos. Esos padres coraje lograron establecer el 8 de octubre como “El día del estudiante solidario” y mañana harán otro recital para juntar más solidaridad con escuelitas humildes del Chaco y Santiago del Estero. Van a estar León, la Bersuit y el flaco Spinetta entre otros.

Spinetta se puso esta causa al hombro como si hiciera realidad aquella canción: muchacha ojos de papel, no llores mas, corazón de tiza, cuando todos duerman, te robaré un color. Pero todavía hay mucho por hacer. Todavía se mueren demasiados hermanos argentinos en las rutas. Ya se sabe que manejamos como vivimos. Y que casi no hay otro país en el mundo donde tanta gente muera por estos siniestros viales. Porque no son accidentes.
 
El 90% se producen por causas que se podrían evitar con más prudencia, con menos soberbia, con mas respeto por la vida. Sergio, el Papá de Nico dijo que “Se producen varios Cromagnon por año”. No lo podemos permitir. Como dicen las remeras que usan los padres: “Todos fuimos, todos somos, todos podemos ser”. No lo podemos permitir. No lo debemos permitir. Es en defensa propia. En defensa de la vida. Todos podemos ser. Es el Eco de un grito de horror que nos interpela. Ojalá lo sepamos escuchar.